Según la Bolsa de Comercio de Rosario, las lluvias de febrero -que alcanzaron el promedio histórico de los últimos 30 años- no lograron compensar los efectos negativos de la ola de calor de fines de enero sobre la zona núcleo. Un reciente reporte de la entidad difundido este jueves subraya esta dinámica, marcando un escenario desafiante para los productores.
La esperanza depositada en estas lluvias se vio parcialmente cumplida, proporcionando un alivio crítico pero insuficiente para revertir los daños. La variabilidad en la distribución de las precipitaciones generó una recuperación heterogénea, beneficiando de manera desigual a los cultivos de la región.
En detalle, el informe revela que áreas como Montes de Oca, Pozo del Molle y Carlos Pellegrini recibieron acumulados significativos de 266 mm, 241 mm y 243 mm respectivamente, mostrando una notable variabilidad en la distribución de las lluvias. Este patrón heterogéneo implicó que, mientras algunas zonas se beneficiaron ampliamente, otras quedaron aún en espera de más precipitaciones para alcanzar condiciones óptimas de humedad en el suelo.
La situación para los cultivos varía: la soja de primera mostró una recuperación notable en la última semana de febrero, con un 75% de los lotes en condiciones excelentes a muy buenas, un avance de 15 puntos porcentuales. Por otro lado, la soja de segunda también exhibió mejoras, con un 40% de los lotes en condiciones excelentes a muy buenas y el rinde promedio estimado en la región se mantiene en 36 qq/ha. En el caso del maíz, los cultivos tardíos que recibieron lluvias justo antes de la floración presentaron mejores condiciones, aunque no de manera uniforme en toda la región.
Desde el punto de vista económico, el análisis de la BCR sobre la campaña de trigo 2024/25 anticipa un escenario desafiante. Con un margen negativo de -165 u$s/ha para campos alquilados y un modesto margen de 13 u$s/ha para campos propios, basado en un rinde de 40 qq/ha, los productores enfrentan una presión económica considerable. El rinde de indiferencia, aquel necesario para cubrir costos y gastos, se ubica entre 42 y 52 qq/ha para campo propio y alquilado, respectivamente, marcando un aumento significativo respecto al ciclo anterior.
El deterioro de la relación insumo/producto, especialmente en lo que respecta a la úrea, cuyo precio se sitúa en 750 u$s/tn, frente a un precio del trigo que ha retrocedido a 180 u$s/tn para la posición a cosecha de la campaña 2023/24 y 2024/25, subraya aún más las dificultades que enfrentan los agricultores. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de una gestión cuidadosa de los recursos y la adopción de estrategias que permitan navegar un contexto agrícola cada vez más complejo.