El juez que lleva la convocatoria de acreedores de Vicentin, Fabián Lorenzini, le dio este martes curso a la nueva propuesta de pago que presentó la agroexportadora de su defaulteada deuda de 1.600 millones de dólares.
Se trata de una clara señal en favor de Vicentin porque al no rechazar la segunda propuesta (como hizo con la primera presentada y como ahora se lo pedían grandes acreedores granarios), el magistrado dejó asentado que la empresa puede empezar a buscar la aceptación de la oferta entre sus acreedores y él llegar a homologarla, si es que no se presentan antes impugnaciones que activarán la intervención de la Cámara de Apelaciones.
Al lograr esta vez que Lorenzini le dé trámite a una propuesta que aseguran es superadora, desde la agroexportadora salen ahora a la prensa a dar señales de entusiasmo con la marcha del concurso; y hasta algunos accionistas hablan de "recta final".
Con todo, la lectura correcta es que hoy Vicentin sumó otro punto importante. Pero no justifica el triunfalismo. Primero, porque la resolución final, que es la homologación del concurso, no está todavía a la vuelta de la esquina. Es que además de juntar los votos, la oferta enfrentará impugnaciones y apelaciones que se deberán resolver en Cámara, un trámite que insumirá su tiempo. También habrá que ver si Vicentin no vuelve a pedir una extensión de los plazos de exclusividad en la negociación que finaliza el 31 de marzo. Pero para conseguir una extensión (que sería un buen negocio para las empresas que le contratan fazón a precios bajos y los accionistas que siguen cobran abultados sueldos), Lorenzini le pedirá que haya avances en el entendimiento con los acreedores que ahora tienen la llave para definir el futuro de la empresa: los bancos extranjeros.
En efecto, con el Banco Nación (principal acreedor individual con 300 millones de dólares) en la vereda de enfrente, la agroexportadora necesita del pool de bancos internacionales (a los que les quedó debiendo 500 millones de dólares y como grupo es el principal acreedor) para conseguir el 66% del monto la deuda que acepte la oferta de pago, tal como exige la ley.
No en vano todas las miradas están puestas en los bancos. Cuando en enero se conoció el borrador de esta segunda oferta, trascendió que en las entidades financieras se valoraba la mejora pero que la consideraban insuficiente. Y es que la oferta supone un pago en efectivo difícil de aceptar, sobre todo cuando los propios bancos denunciaron por estafa en la Justicia penal a Vicentin.
La gran pregunta es: ¿Los bancos extranjeros votarán a favor de una propuesta a la que se opone el Banco Nación y el gobierno argentino? El Nación ya fue tajante en sus declaraciones de que no aceptará la oferta y desde el gobierno insisten con que no aceptarán el desguace del grupo, que más que encubierto está explícito en la nueva propuesta (se desprenden de las acciones en Renova, que es su activo más importante) Pero tampoco se puede aventurar un rechazo de los bancos extranjeros ya que en estos procesos nadie pone todas sus cartas sobre la mesa y las instancias de negociación son muchas y algunas muy reservadas y en esferas globales.
En rigor, la decisión de Lorenzini parece en línea con el uso y costumbre de los jueces de concursos que es buscar evitar la quiebra de la empresa en default. Y es que el magistrado parece entender que, tal como está la situación, Vicentin acaba de poner sobre la mesa la mejor oferta que puede presentar y la alternativa del "cram-down" (posibilidad de que los acreedores hagan sus propias ofertas de rescate) parece no convencerlo por temor a que se salga la situación de control. "Propuesta engañosa" Al pasarle el peine fino a la segunda oferta, asoma la pregunta: ¿es mejor que la primera que tenía quitas del 70% a pagar en 15 años?. Y la respuesta entra en terreno de controversia.
Por su lado Vicentin pone sobre la mesa varios argumentos para calificarla de substancialmente mejor. Primero, destaca que hace un pago inicial de 30.000 dólares (que suman 35.800.000) para todos los acreedores en Julio 2022 o cuando quede firme una eventual homologación (puede ser en el 2025) porque de aprobarse, probablemente, será impugnada por muchos acreedores. Luego establece varios pagos (134 millones a los 5 días, 127 millones al año y 165 millones a los 12 años) quedando el saldo como crédito a un fideicomiso que se capitaliza en Vicentin, por lo que pueden salir a anunciar en la prensa que no habrá quita.
El pago de los 30.000 dólares claramente es una ingeniosa forma de conseguir la aceptación de la mitad más uno de los acreedores (como dice la ley) y todo indica así lo logrará porque conseguirá el aval de los granarios más chicos, que son la mayoría.
Es más, entre esos acreedores chicos están los que habían verificados la deuda en pesos, y se les pagará en dólares (pasan de $60 a $110/120 o 130), cobrarían ahora el 100% y a los 5 días de la homologación.
En otras palabras, podrían cobrar el 200% de su crédito verificado. Para ellos, la propuesta es claramente mejor. Pero, del lado de los perdedores, queda el Banco Nación, que cobrará de su crédito verificado en dólares sólo el 20% y los grandes acreedores granarios (salvo ACA, que está de los dos lados del mostrador porque es el principal acreedor granario pero también uno de los tres que se quedará con activos del grupo). Y es que los grandes acreedores granarios sólo cobrarán en 12 años el 20% de la deuda y como no hay quita al ingresar los saldos al fideicomiso, pierden el quebranto fiscal por el otro 80%. Y por todo eso sostienen que la propuesta es peor que la anterior.
¿Cómo es eso? Al Vicentin no hacer quitas, los acreedores no tienen quebrantos y no pueden, entonces, deducir esa pérdida real en el impuesto a las Ganancias, cuando la mayoría ya la pasó a pérdida. En definitiva, el 80% de la deuda que se le capitalizaría a los grandes acreedores del campo representa una ganancia que debe tributarse. Cobrar, en otras palabras, representa para las grandes cerealeras, perder. Pero atención que a los bancos extranjeros este tema no los afecta porque no tributan en el país.
Claramente, la propuesta no parece poder convencer a los tenedores del grueso de la deuda con el agro, que es de 420 millones de dólares. Haciendo números rápidos, en granarios hay 26 acreedores que suman unos 250 millones de los 420 millones que se le debe al campo. Ellos tienen acreencias de más de 200.000 dólares por lo que el pago de los 30.000 no los motiva. Es por eso que sumando las acreencias de ACA y de los acreedores chicos tentados por el pago de los 30 mil dólares, Vicentin llegue a conseguir el aval de 150 millones de una deuda total de 1.600 millones (o 1.3000 millones si se toman los quirografarios).
Claramente, así como el número de acreedores necesarios para que les aprueben el concurso (mitad más uno) lo alcanzarían por la oferta del pago de los 30 mil dólares, la firma no llega en el monto del pasivo que debe dar el ok, y es por eso que, como se dijo más arriba, la llave para el éxito o el fracaso de la nueva oferta de pago la tienen los bancos extranjeros. ¿Qué harán?
Por Mariano Galindez