El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció este 14 de abril la cancelación del programa Partnerships for Climate-Smart Commodities (PCSC) -creado durante la administración Biden- y su reemplazo por una nueva iniciativa bajo el nombre Advancing Markets for Producers (AMP). El nuevo esquema no solo cambia el nombre, sino también las reglas: solo continuarán los proyectos que demuestren que al menos el 65% de los fondos federales son destinados directamente a productores agropecuarios.
El programa original contaba con más de 130 proyectos activos y un presupuesto de U$S 3.100 millones (tres mil cien millones de dólares), orientado a incentivar prácticas de conservación para producir commodities "climáticamente inteligentes". Sin embargo, según el comunicado del USDA, muchas de estas iniciativas tenían costos administrativos "estratosféricos", dejando menos de la mitad del financiamiento en manos de los productores.
Qué exige ahora el USDA
Los proyectos que quieran continuar bajo la nueva línea AMP deben cumplir con tres condiciones clave:
Que al menos el 65% del fondo federal vaya directamente a productores.
Haber inscripto al menos un productor antes del 31 de diciembre de 2024.
Haber realizado al menos un pago a productores antes del 31 de diciembre de 2024.
Reacciones del sector agroindustrial
Varias organizaciones ya se pronunciaron ante este cambio drástico. La National Pork Board (NPB), responsable de múltiples proyectos bajo el esquema anterior, recibió la aprobación para continuar con la iniciativa Advancing U.S. Pork Sustainability and Market Value Grant.
"La iniciativa AMP prioriza a los productores al enfocar los fondos directamente en prácticas sostenibles dentro del campo", señaló Jamie Burr, jefe de sostenibilidad de NPB.
Desde el corazón sojero del país, la Iowa Soybean Association (ISA) -líder del Midwest Climate-Smart Commodity Program- también celebró la continuidad.
"Nuestro proyecto ha demostrado ser altamente eficiente. Sumando la financiación privada complementaria, casi el 120% del total va directo a los productores, superando ampliamente el nuevo umbral", indicó Brent Swart, presidente de ISA.
Otras entidades, como la Illinois Corn Growers Association, se mostraron con "optimismo cauteloso" y aseguraron que sus miembros podrán adaptarse a los nuevos requisitos.
Más dura fue la reacción de la Maine Organic Farmers and Gardeners Association (MOFGA), que denunció la pérdida de más de U$S 2 millones en inversiones para granjas locales.
"Ya teníamos 27 granjas inscritas y 37 más en espera. La cancelación de este programa es devastadora para quienes apostaron a una agricultura más resiliente", expresó Sarah Alexander, directora ejecutiva de MOFGA.
Desde la American Farm Bureau Federation (AFBF), el vicepresidente de políticas públicas, Sam Kieffer, destacó la importancia de seguir apoyando programas voluntarios y orientados al mercado, pero advirtió que se deben honrar los contratos ya firmados, en los que muchos productores invirtieron con la expectativa de ser reembolsados.
La transición de PCSC a AMP marca un punto de inflexión en la estrategia climática del agro estadounidense: más control, menos intermediarios y una apuesta directa a los que están en el terreno. El campo norteamericano -y quienes dependen de sus recursos- ya están tomando posición.