Sin embargo, el fortalecimiento del dólar está ejerciendo presión sobre los precios de los granos, sumando desafíos económicos a un escenario ya complejo.
La recolección de granos de invierno, como trigo y cebada, avanza bajo un panorama mixto. Las lluvias frecuentes, aunque bienvenidas por mejorar los perfiles de agua para los cultivos de verano, están retrasando las tareas de cosecha y generando riesgos sanitarios en algunos lotes.
Sin embargo, uno de los grandes desafíos para los productores no proviene del clima, sino del mercado. Un dólar fuerte está afectando los precios de los granos, reduciendo los márgenes de rentabilidad justo en el momento en que los agricultores necesitan liquidez para continuar con las siembras de verano.
En este contexto, la colza emerge como la estrella de los cultivos de invierno. Con el 80 % de la superficie ya cosechada, los rendimientos han superado las expectativas, mientras que la calidad del grano se mantiene en niveles óptimos. Estos factores, junto con los buenos márgenes proyectados, posicionan a la colza como el gran motor de rentabilidad para esta campaña.
La oleaginosa, que ha ganado terreno en Uruguay en los últimos años, demuestra su capacidad para adaptarse a las condiciones locales y ofrecer un retorno atractivo, incluso frente a la volatilidad de los mercados internacionales.
Un buen comienzo para la soja y el maíz
A pesar de las complicaciones en la cosecha de invierno, la siembra de verano avanza a buen ritmo. Las condiciones de humedad favorecen una buena implantación de los cultivos de primera, especialmente soja y maíz, que muestran un desarrollo inicial prometedor.
Los productores uruguayos están aprovechando las pausas entre las lluvias para ingresar las sembradoras al campo, priorizando una implantación adecuada que garantice una buena productividad en el mediano plazo.
Perspectivas a futuro
El agro en Uruguay encara un cierre de año desafiante pero con oportunidades. Si bien el fortalecimiento del dólar plantea dificultades en términos de precios, la resiliencia de cultivos como la colza y las buenas condiciones iniciales para los cultivos de verano generan cierto optimismo en el sector.
Los próximos meses serán decisivos para consolidar una campaña que, pese a las adversidades, podría cerrar con balances positivos para los productores más preparados.