En el Día Mundial de la Vida Silvestre establecido por la ONU el 3 de marzo de cada año , el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) -responsable de monitorear la sanidad de las poblaciones silvestres e implementar acciones de prevención y vigilancia- promueve y lleva adelante el estudio de patógenos en especies silvestres, con el objetivo de evitar la propagación de enfermedades que alteren los estatus sanitarios de nuestro país y pongan en riesgo la salud pública y/o de los ecosistemas.
Entre los animales y las personas circulan patógenos que pueden impactar en la salud ambiental. Precisamente, el concepto «una salud» resume la interdependencia entre la salud humana y la sanidad animal, así como su vinculación con los ecosistemas que habitan.
La fauna silvestre, según la definición de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), está compuesta por especies animales nunca domesticadas que viven libres e independientes de las personas, en ambientes naturales o artificiales; por individuos de esas especies que viven bajo el control de los humanos, en cautividad o semicautividad; y por poblaciones asilvestradas, de procedencia doméstica que viven en ambientes naturales sin supervisión humana.
Incluye las especies autóctonas -propias de un territorio- y las exóticas, que son introducidas de manera voluntaria o accidental por el humano. Factores como la urbanización, el aumento sostenido de la población humana, el cambio climático, la ganadería, la agricultura, entre otros, constituyen oportunidades para que los patógenos evolucionen. Esto puede estar asociado al aumento de la frecuencia y la intensidad de eventos de propagación de enfermedades entre los animales y los humanos, que pueden afectar a ambos.
Existen razones que hacen imprescindible conocer qué sucede con las poblaciones silvestres. Una de ellas es que estas suelen actuar como reservorios de patógenos que finalmente pueden afectar a los animales y a las personas. Además, para las especies silvestres de vida libre no es sencilla la aplicación de medidas sanitarias y de manejo, por lo cual es fundamental contar con información lo más completa posible para, en caso de ser necesario, aplicar estas medidas en las poblaciones de animales domésticos o las personas.
Ante estos postulados, las enfermedades deben ser abordadas de manera simultánea como un sistema de partes interactuantes. Por eso, cuando hablamos de la vigilancia epidemiológica del Senasa, es necesario comprender el entramado participativo en el que intervienen diferentes instituciones involucradas en el manejo de la fauna silvestre, como universidades, parques nacionales, direcciones de fauna, parques provinciales, zoológicos, reservas, asociaciones cinegéticas, entre otras.
La colaboración e intercambio entre biólogos, ecólogos, veterinarios y otros especialistas experimentados respecto a la recolección de datos sobre poblaciones y biología de la fauna silvestre permite conocer el estatus sanitario de las diferentes especies animales de nuestro país y prevenir la dispersión de enfermedades.
En este sentido, la vigilancia de enfermedades de interés para el Senasa se desarrolla de manera continua y en todo el territorio nacional. Estas acciones se encuentran dirigidas a ciertas especies consideradas de mayor importancia epidemiológica en la transmisión de enfermedades zoonóticas y con impacto en la producción pecuaria.
Por eso, monitorear el estado sanitario de especies silvestres en los distintos ecosistemas aporta información de interés para incorporar a las estrategias de manejo y control, en función de objetivos de conservación, productivos, de protección de la salud pública, de investigación u otros. Del mismo modo, todas las personas pueden aportar al sistema de vigilancia de enfermedades a través de la notificación inmediata al Senasa.
Frente a la detección de signos clínicos que puedan estar asociados a una enfermedad de alto impacto o la presencia de animales silvestres muertos en números mayores a lo habitual, la notificación puede hacerse personalmente o por teléfono en las oficinas locales, vía correo electrónico a notificaciones@senasa.gob.ar , mediante la aplicación Notificaciones Senasa (disponible en Play Store) o completando el siguiente formulario. Así, los veterinarios del Servicio evaluarán las acciones que se deberán seguir e indicarán las medidas sanitarias necesarias.