En primer lugar, Romano aclara que los anuncios aún no fueron publicados en el Boletín Oficial: "Y en estos casos los detalles reglamentarios suelen ser muy importantes".
Sobre los anuncios, "en lo referido a los commodities que analizamos semanalmente desde la Universidad Austral, lo más interesante es que se permitiría a las exportaciones de granos con valor agregado (aceite y harina de soja, pero podría extenderse a girasol) disponer libremente del 25% de las divisas generadas", comienza Romano y agrega: "Eso implicaría que 75% del negocio tendría un tipo de cambio de 350, y el 25% remanente iría al contado con liquidación de 770.
Esto arrojaría un tipo de cambio promedio de 455 $/USD es decir 30% más que el oficial". ¿Podríamos pensar entonces que el precio de 128.000 pesos del viernes pasado podría irse a 166.400? Romano explica que, para pagar ese precio, la industria incurría en un contramargen de, al menos, 20 USD/tt.
"Teniendo mayor capacidad de pago, partamos de la paridad de exportación publicada por la Bolsa de Comercio de Rosario 340 USD/tt, la capacidad de pago podría ir a 155.000 pesos, es decir, 20% más.
Serían 454 USD/tt al tipo de cambio oficial", detalla. Sobre la reacción de los productores, el especialista de la Universidad Austral considera que sería interesante si el productor tuviera forma de dolarizar esos pesos al tipo de cambio oficial.
"Esto se puede lograr en la cuenta chacarero, pero ya hay mucho dinero allí, y muchos empiezan a manifestar temor. Otros podrían achicar deuda o comprar insumos. Muchos ya lo hicieron, y otros se van a topar con el problema de que los proveedores siguen con mucha incertidumbre por el famoso impuesto país del 7,5%, por lo que no hay dan precios", estima.
Igualmente, para Romano lo que sucede a nivel político con las elecciones de octubre también es un factor a considerar: "Si es posible que pudiendo vender a 454, y recomprar en la zona de 380 para noviembre, o 340 para mayo, los intermediarios que piensen que los productores no fijarán, tomen la decisión por ellos de vender y recomprar.
Nuevamente el problema será dónde colocar los pesos en un año electoral tan complejo". El profesor de la sede Rosario de la Facultad de Ciencias Empresariales recuerda, además, que durante las ediciones previas del dólar soja el exportador ingresaba los dólares a un tipo de cambio más alto por cierto tiempo.
"Ahora tendrá 25% que podrá ingresar (o no) de inmediato, por lo que tendrá una ganancia. Puede no trasladarla, pero no logrará comprar y resultará muy difícil hacerse de soja. Puede trasladarla inmediatamente, como ejemplificamos antes, pero también podría dilatar el ingreso del 25% restante esperando un tipo de cambio más alto, o aprovechando esto para otros fines (por ejemplo, importar otros productos)", explica.
Para Romano, otra ramificación interesante es que mientras en la versión anterior el tipo de cambio mayor para el agro se iba diluyendo a medida que pasaba el tiempo -ya que el tipo de cambio especial era fijo, y el oficial subía- en esta edición el 25% de los dólares va a estar atado a un dólar libre que oscila, pero va subiendo, y el que está fijo es el oficial. Por lo que la diferencia podría ir subiendo.
"De todas formas, esto podría ser la solución para que una industria que apunta a cerrar un año con 50% de capacidad ociosa, termine con un número por debajo del 40% que, si bien es malo, no resultará ?impresentable' a sus casas matrices", opina.
Finalmente, un último análisis que incluye Romano es que como los exportadores deberán liquidar un 25% de las divisas en el mercado libre (contado con liquidación) este se encontraría con mucha más oferta, y ayudaría a bajar esa cotización.
"Si se comercializaran 4 mill.tt. de soja adicionales, hablamos de una sobre oferta de 620 mill USD", concluye.