El fuerte temporal del 14 de febrero golpeó con furia a los departamentos de Río Negro y Paysandú, dejando a su paso estancias destruidas, infraestructura arrasada y más de US$ 10 millones en pérdidas.
Los productores afectados ahora enfrentan un escenario crítico y buscan flexibilidades en los vencimientos de pagos, ya que a corto plazo no podrán afrontar sus compromisos financieros tras los destrozos en sus establecimientos.
El impacto en el sector productivo
Las consecuencias de la turbonada fueron demoledoras:
Daños totales o parciales en establecimientos agropecuarios.
Infraestructura devastada, incluyendo galpones, silos y alambrados.
Pérdidas económicas millonarias que ponen en jaque la producción.
Según Diego Anselmi, ingeniero agrónomo, productor y presidente de la Sociedad Rural de Río Negro (SRRN), los productores no están pidiendo subsidios, sino herramientas financieras para poder recuperarse.
"No se piden subsidios, pero sí se precisan flexibilidades para cumplir con los compromisos. Necesitamos priorizar la recuperación de la infraestructura y la producción para salir adelante lo antes posible", destacó Anselmi.
Rápida reacción de las autoridades
Desde el primer momento, autoridades nacionales y departamentales de Río Negro y Paysandú recorrieron las zonas afectadas y tomaron nota del desastre.
"Enseguida se preocuparon, vinieron, estuvieron en el relevamiento y nos acompañaron", afirmó Anselmi.
Ahora, la gran incógnita es si los productores recibirán el respaldo financiero necesario para reconstruir sus establecimientos y mitigar el impacto de este fenómeno climático.
El desafío de la reconstrucción
La magnitud del daño pone en jaque a decenas de familias que dependen de la producción agropecuaria en la región.
El acceso a créditos blandos, la postergación de vencimientos y una mayor flexibilidad en los compromisos financieros serán claves para la recuperación del sector.
"Salir adelante de esta crisis dependerá del apoyo que recibamos para reconstruir lo perdido y retomar la actividad productiva", concluyó Anselmi.