La cosecha de maíz con destino a grano comercial avanza en la zona centro del área agrícola.
Tristemente, los rendimientos se mantienen muy por debajo de los potenciales del cultivo, producto del estrés termo-hídrico sufrido durante los meses más críticos donde la sequía, las heladas y las altas temperaturas hicieron estragos. Yendo a los números, hasta ahora el rendimiento medio nacional se ubica en 38,9 qq/ Ha, muy por debajo de los parámetros históricos.Según la última proyección de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se producirán 36 millones de toneladas, 16 menos que las estimadas al momento de la siembra.
Pedro Vigneau, presidente de Maizar, aseguró en diálogo con Ámbito que "es una catástrofe cómo esta terminando la campaña.
Gente con mucha experiencia nos dice que no había visto nunca algo así. Aun hay cultivos que están determinando rindes, pero la gran superficie ya esta definida y es lamentable el resultado.
Eso va a generar un impacto lamentable que muchos no ven venir".
Teniendo en cuenta que en nuestro país se siembran alrededor de 7,5 millones de hectáreas, según cálculos recientes con base en estimaciones privadas, la inversión necesaria para avanzar en una hectárea de maíz ronda los u$s1.000, por lo tanto los productores maiceros "enterrarán" en la próxima campaña no menos de u$s7.500 millones.
En este sentido, Vigneau aclaró que los productores "vamos a enfrentar la campaña que viene con espíritu, con animo y con ganas de dar vuelta esta pagina nefasta que fue esta campaña. Confiamos en la resiliencia del productor, que sabe cuales son las reglas de juego. Los productores argentinos somos sobrevivientes, pero ahora hay que apoyar y entender porque nos vamos a necesitar todos para lo que viene. Estamos haciendo algo que el mundo necesita, con muy baja huella ambiental y no hay que tenerle miedo a todo lo que tiene revancha".
Con mucho dolor y aunque el golpe fue durísimo, los productores ya están pensando en la campaña 2023/24, donde el maíz podría ser protagonista si se cumplen los pronósticos cli- máticos.
Por supuesto que falta mucho todavía, pero en una Argentina en donde los negocios se aceleran -producto de las definiciones comerciales que cada vez se toman con mayor anticipación- las empresas ya están pensando en sus propuestas comerciales y precampañas de venta, más aún cuando en el mercado se vislumbra un escenario similar al del año pasado en cuanto a la disponibilidad de semillas para la siembra.
Al ser consultado por este tema, Gonzalo Bravo, gerente comercial de KWS, aseguró a Ámbito que "es una situación compleja, que aún no esta cerrada.
El problema de las semillas empieza antes que el de la producción comercial del grano.
Comienza con un invierno sin lluvias, que secó las napas y si bien el total de la producción de semillas es bajo riego, las napas bajaron mucho. Además tuvimos un mes de noviembre muy frío y con problemas de sincronía de floración en la producción de híbridos, luego la sequía, la helada de febrero y el soplete de calor con altas temperaturas".
Sin embargo, Bravo pone un manto de tranquilidad a la hora de hablar del abastecimiento.
"Los semilleros nos preparamos, produciendo mas semillas de lo que teníamos previsto" aunque aclaró que "todos vamos a estar con una oferta mas ajustada y va a ser una campaña similar a la del año pasado".
Los desafíos agronómicos que se generan ante eventos climáticos extremos obligan a las empresas a superarse año tras año.
Según Bravo, "cada día es más importante trabajar y debatir junto a los productores todas las medidas que nos permitan llegar a los mejores resultados.
Nosotros somos una empresa de mejoramiento genético, con programas que se lanzaron en 2005 y 2018 en distintas zonas del país y que hoy nos permiten hablar de una re-evolución. Nunca hay un punto final con esto, porque los productos los proponemos nosotros pero se cocrean con los productores año tras año".
A partir de ahora comienza otro partido, el de la nueva campaña.
Para las empresas y los productores la sequía ya es parte de un pasado que nadie quiere recordar, por eso los próximos desafíos se basan en cómo combinar estratégicamente las decisiones de base agronómica y las que tienen que ver con la economía, por eso será fundamental no cambiar las reglas de juego.