El lunes por la tarde un fenómeno climático extremo, caracterizado por fuertes vientos y granizo, arrasó con miles de hectáreas de cultivos en el departamento de San Rafael, Mendoza, dejando consecuencias devastadoras para los productores locales.
La tormenta, que registró ráfagas superiores a los 100 kilómetros por hora, impactó aproximadamente 4.000 hectáreas de terreno agrícola en los distritos de Real del Padre y Jaime Prat. Más de la mitad de esa superficie sufrió pérdidas totales. Los daños se concentraron principalmente en cultivos de uva y frutales, afectando a cientos de pequeños productores que dependían de esta cosecha para su sustento.
Los frutales, especialmente sensibles a este tipo de eventos, resultaron gravemente afectados. En muchos casos, los árboles no podrán regenerarse, lo que obligará a los agricultores a replantar y esperar entre cuatro y cinco años para volver a producir. Por otro lado, aunque las uvas podrían recuperarse el próximo año, la pérdida inmediata de la cosecha representa un golpe económico significativo.
El panorama es particularmente desalentador para quienes dependían exclusivamente de los frutales, ya que el proceso de recuperación es mucho más lento y costoso. Además, estructuras como mallas antigranizo y techos de instalaciones agrícolas también sufrieron graves daños, aumentando aún más las pérdidas para los productores.
Frente a esta situación, se evalúan medidas de apoyo económico y financiamiento para los afectados. Las autoridades locales han comenzado a gestionar alternativas de ayuda financiera, incluyendo créditos con condiciones flexibles, para facilitar la recuperación de la actividad agrícola. Sin embargo, los recursos disponibles hasta el momento se consideran insuficientes para cubrir la magnitud de las pérdidas.
El fenómeno climático no solo afectó la producción, sino también la infraestructura de la zona. Árboles derribados, postes caídos y techos volados son parte del paisaje desolador que dejó el temporal. Ante esto, se han iniciado los trámites para declarar el estado de emergencia en Real del Padre y Jaime Prat, con el objetivo de canalizar ayudas y recursos para los damnificados.
La comunidad agrícola de San Rafael enfrenta ahora un desafío monumental: reconstruir su capacidad productiva en medio de una incertidumbre económica y climática cada vez mayor. La devastación de esta tormenta no solo afecta a los cultivos, sino también a las familias que dependen de ellos, dejando un impacto profundo en la economía local y en el tejido social de la región.