La reciente irrupción de la Policía ecuatoriana en la embajada de México en Quito, con el objetivo de capturar al ex vicepresidente Jorge Glas, ha provocado una ruptura de relaciones entre México y Ecuador, generando una ola de reacciones en toda América Latina y más allá. Este evento ha puesto de manifiesto las tensiones diplomáticas en la región y ha atraído la atención de gobiernos, organizaciones internacionales como la OEA y figuras políticas globales.
Glas, quien se encontraba asilado en la embajada mexicana desde diciembre de 2023, fue capturado y trasladado a la prisión de La Roca en Guayaquil, después de que el gobierno ecuatoriano confirmara el cumplimiento del proceso legal. Este hecho se dio en medio de tensiones preexistentes entre ambos países, exacerbadas por declaraciones del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sobre el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
En respuesta, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha instado a ambos países a recurrir al diálogo, destacando la importancia de respetar la inviolabilidad de las misiones diplomáticas, una postura que ha sido reiterada por numerosos gobiernos de la región.
Brasil, bajo la administración de Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su solidaridad con México, calificando la acción ecuatoriana como una violación a la Convención Americana sobre Asilo Diplomático y la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. Del mismo modo, Chile, con Gabriel Boric al frente, mostró su solidaridad ante la "inaceptable violación de la soberanía" de México.
Argentina y Cuba también se han pronunciado, haciendo un llamado a la observancia de las normativas internacionales establecidas por la Convención de Viena. Uruguay expresó su deseo de que México y Ecuador puedan superar este impasse y restablecer sus relaciones diplomáticas.
La situación ha trascendido el ámbito regional, con Colombia promoviendo medidas cautelares en favor de Glas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), mientras que otros países como Honduras, Venezuela, Bolivia y líderes políticos han condenado enérgicamente la irrupción en la embajada mexicana, calificando los hechos de "secuestro" y una "violación al derecho internacional".
Esta crisis diplomática no solo ha generado reacciones dentro de América Latina sino también ha capturado la atención de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, quienes han condenado la violación a las normas internacionales y han hecho un llamado al diálogo y al respeto de la integridad de los procesos legales internos.
Este incidente pone de relieve la complejidad de las relaciones internacionales en la región y la importancia de adherirse a los principios del derecho internacional para la coexistencia pacífica entre naciones. La comunidad internacional permanece atenta a cómo se desarrollará esta situación y al impacto que podría tener en la estabilidad diplomática en América Latina y el Caribe.