La zona permanece en estado de emergencia mientras se trabaja en la recuperación.
La mañana del miércoles 27 de noviembre quedará marcada en la localidad de Ordóñez, ubicada a 260 kilómetros al sudeste de Córdoba, tras el paso de un temporal extremo que causó múltiples destrozos en apenas 20 minutos. Ráfagas de viento superiores a los 100 km/h, combinadas con lluvias torrenciales, transformaron el paisaje y dejaron a la comunidad en estado de emergencia.
El temporal provocó graves daños en infraestructuras, incluyendo techos volados, tinglados derrumbados y más de 100 árboles caídos. En la zona de Salguero, una familia tuvo que ser evacuada debido a los destrozos en su vivienda ocasionados por los fuertes vientos.
Además, el suministro eléctrico quedó interrumpido tras la caída de numerosos postes de luz. Según el intendente local, la restauración del servicio podría demorar más de un día, dada la magnitud de los daños.
El Servicio Meteorológico Nacional había emitido una alerta por tormentas fuertes para Ordóñez y otras provincias del centro-este y norte argentino. Las condiciones de calor extremo y alta humedad generaron un ambiente muy inestable, que continuará durante el resto de la semana, según los pronósticos.
Aunque algunos vecinos describieron el fenómeno como una "cola de tornado", especialistas meteorológicos aclararon que este término no existe. En este caso, no se observaron movimientos de rotación en el viento ni un embudo tocando tierra, lo que descarta la presencia de un tornado. Lo sucedido se atribuye a vientos descendentes provenientes de la tormenta, que son capaces de causar graves daños en zonas amplias, como ocurrió en Ordóñez.
Con calles anegadas, techos destruidos y árboles caídos, la localidad de Ordóñez enfrenta una situación crítica mientras las autoridades locales y vecinos trabajan para restablecer la normalidad. La persistencia de condiciones meteorológicas inestables exige mantenerse alerta en toda la región. Las imágenes del desastre, ampliamente difundidas en redes sociales, evidencian la fuerza del fenómeno y la vulnerabilidad de las comunidades ante eventos climáticos extremos.