Esta enfermedad puede provocar pérdidas de rendimiento que superan el 70%. En este artículo, la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM) proporciona información clave sobre cómo manejar el vector de esta enfermedad y proteger los cultivos.
Sobre Spiroplasma y su aliada, la chicharrita
La enfermedad es causada por la bacteria Spiroplasma kunkelii, la cual es transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis cuando se alimenta de las plantas de maíz. Tanto la bacteria como la chicharrita tienen una preferencia notable por el maíz. La chicharrita se caracteriza por su pequeño tamaño y su color amarillo pajizo, con dos manchas redondas negras en la parte superior de su cabeza. Además de transmitir Spiroplasma, esta plaga también puede ser portadora de otras enfermedades, como Fitoplasma (Maize Bushy Stunt, MBS) y el Virus del rayado fino (MRFV), lo que aumenta aún más su impacto potencial en los cultivos.
Monitoreo de Dalbulus maidis
Foto. Dalbulus maidis, la chicharrita que transmite el achaparramiento en maíz. |
El monitoreo de esta chicharrita puede ser un desafío debido a su tamaño y velocidad. Por lo general, su invasión ocurre en los primeros estadios de desarrollo del maíz y se concentra principalmente en el envés de las hojas, cerca de la nervadura central. Los maíces tardíos sembrados en diciembre y enero suelen ser más vulnerables a las poblaciones de esta plaga. Se recomienda llevar a cabo un monitoreo sistemático semanal, tomando 10 repeticiones en 10 plantas seleccionadas al azar, desde la emergencia de la plántula hasta el estado vegetativo con 7 u 8 hojas expandidas. Aunque aún no existe un umbral definido para el control de esta chicharrita en el país, es esencial implementar un manejo integrado para combatir la enfermedad.
Estrategias de manejo integrado: híbridos, control químico y otras medidas
Una estrategia efectiva para combatir esta enfermedad es utilizar híbridos de maíz que sean tolerantes al achaparramiento. Además, se pueden emplear tratamientos químicos en las semillas y aplicaciones foliares durante las etapas iniciales del cultivo. Es importante destacar que no existen productos registrados específicamente para el control de esta plaga, aunque algunos productos pueden ser efectivos contra otras chicharritas que son vectores de enfermedades similares.
Sin embargo, es fundamental comprender que un control efectivo sobre el vector no garantiza necesariamente el control completo de la enfermedad, ya que las chicharritas pueden alimentarse de varias plantas antes de morir y también pueden ingresar individuos infectados desde cultivos vecinos. Por lo tanto, un manejo eficiente de Spiroplasma debe combinar otras estrategias, como mantener el lote libre de maíz guacho durante 90 días antes de la siembra para prevenir la fuente de inóculo de la enfermedad y reducir la población de adultos invernantes, acortar las ventanas de siembra y evitar siembras escalonadas, garantizar una nutrición equilibrada de los cultivos y diversificar la secuencia de rotaciones.
En resumen, el manejo de Spiroplasma en los cultivos de maíz requiere una estrategia integral que incluya la selección de híbridos resistentes, tratamientos químicos adecuados y prácticas agronómicas que reduzcan la propagación de la enfermedad. La vigilancia continua y el seguimiento son esenciales para proteger los cultivos de maíz de esta amenaza creciente en el norte del país.