En un comunicado, la cámara empresaria recordó que la vitivinicultura es "una economía regional de alto valor agregado" que comercializa productos elaborados con marca y características de las regiones que dieron origen a las uvas de las que provienen los vinos.
Además, es "altamente diversificada" por las zonas de producción, los tamaños de las empresas y el origen de las inversiones; además de "inclusiva" por las características de los más de 450 mil empleos directos e indirectos que genera con arraigo en las zonas de producción, actualmente en 18 provincias.
La entidad también señaló que se trata de una de las industrias exportadoras con "mayor mano de obra empleada", con acuerdos de Corresponsabilidad Gremial Empresaria entre empleadores, gremio e instituciones estatales.
Es un "sector no concentrado", con 17.000 productores primarios, 900 bodegas que elaboran vinos y 500 exportadores y proveedores que conforman un "cluster empresario con espíritu asociativo y colaborativo" que venden sus productos a más de 150 países, resaltó.
Para Bodegas de Argentina, el vino es "uno de los pocos productos alimenticios que llega con marca y origen a la mesa de los consumidores" y su desarrollo generó una nueva actividad en las zonas productivas, el enoturismo, con fuerte impacto social y económico.
"Es una industria en Argentina altamente regulada, controlada y con fuerte presión fiscal", remarcó.
Por otra parte, recordó que la Argentina paga en promedio 5% de aranceles para acceder a los mercados, como consecuencia de la "falta de acuerdos internacionales"; y la "baja competitividad" del último año hizo que las exportaciones sufran una caída histórica de 27% en volumen y 17% en facturación, ya que los precios de ventas al exterior son fijos y hay una gran competitividad.
Al respecto, destaca que "los anuncios realizados por el Gobierno Nacional, con una devaluación del 100% del tipo de cambio oficial y un mix para liquidación de exportaciones del 80% tipo de cambio oficial y 20% dólar financiero, genera una mejora competitiva del 20%".
Sin embargo, aclara, esta mejora baja a 12% con la aplicación del 8% de retenciones anunciada.
Del mismo modo, para las importaciones aplica una devaluación del 100% más un cambio en el impuesto país que pasa de 7,5% a 17,5%; como consecuencia, los proveedores de los insumos más importante han comunicado incrementos del orden del 60%
Para Bodegas de Argentina, la aplicación de retenciones al vino representa US$ 60 millones de costo fiscal, una suma de "bajo impacto" para las arcas nacionales pero cercana al monto que se gasta en promoción y publicidad en los mercados internacionales.
Ello provocaría una "baja en la competitividad", una profundización de la caída en las ventas al exterior con el consecuente incremento de existencias de vinos y disminuciones en los precios de las materias primas, una disminución en los puestos de trabajo directos e indirectos, consecuencias negativas en el enoturismo y pérdida de valor agregado.
Por todo esto, la entidad solicitó al Gobierno "rever la medida" y a gobernadores y legisladores no apoyarla.