De cara al 2025, las perspectivas para soja, trigo y maíz presentan dinámicas diferenciadas, con factores climáticos, geopolíticos y de mercado jugando roles clave.
Estados Unidos cerró el 2024 con una de las mayores campañas de soja de su historia, alcanzando los 121 millones de toneladas. En Sudamérica, las proyecciones son igualmente prometedoras: Brasil apunta a un récord de 169 Mt, mientras que Argentina espera producir 52 Mt, según estimaciones del USDA.
Sin embargo, la demanda global muestra signos de debilidad, con China reduciendo sus compras a 109 Mt, 3 Mt menos que la campaña anterior. Esto deja la relación stock/consumo en un 32,7%, un nivel que, aunque cómodo, podría generar presión en los precios ante cualquier cambio en la demanda.
Maíz: Producción en alza, pero con balances más justos
El maíz muestra un panorama diferente. A nivel global, la relación stock/consumo se ubica en 24%, evidenciando una reducción en las últimas tres campañas. En Estados Unidos, la segunda mayor campaña de maíz presionó a la baja los futuros, aunque el ajuste en los stocks finales trajo un repunte en los precios hacia fin de año.
En Sudamérica, las proyecciones del USDA también son optimistas: Brasil alcanzaría 127 Mt, y Argentina llegaría a 50 Mt, aunque factores como la incertidumbre climática y la plaga de la Chicharrita en algunas regiones generan cautela.
Trigo: Presiones a la baja y riesgos geopolíticos
El trigo enfrenta un escenario más complicado. Las últimas campañas han mostrado ajustes significativos en las hojas de balance globales, debido a una reducción en la producción de los principales exportadores. En Rusia, por ejemplo, se perdió alrededor de 10 Mt, con una producción proyectada en 81,5 Mt. La Unión Europea y Australia también vieron caídas en comparación con la campaña previa.
A nivel internacional, el trigo sigue influido por tensiones geopolíticas. La guerra en el Mar Negro continúa afectando el comercio del cereal, dado que Rusia es el principal exportador mundial.
Aceites: Un mercado en alza
Los aceites vegetales, utilizados tanto para consumo como para biocombustibles, han mostrado un incremento significativo en sus precios. El aceite de palma, en particular, subió más de un 30% este año, superando incluso al aceite de soja, algo inusual en el mercado. Problemas productivos en Malasia e Indonesia y un aumento en la demanda explican esta tendencia.
Factores geopolíticos: Aranceles, biocombustibles y conflictos internacionales
El cambio de administración en Estados Unidos, con Donald Trump al frente, genera incertidumbre en los mercados de commodities. Las posibles medidas proteccionistas, incluyendo aranceles a China, México y Canadá, podrían reavivar el temor a una guerra comercial. Además, las decisiones sobre subsidios a biocombustibles podrían alterar la demanda de productos agrícolas destinados a esta industria.
A esto se suman los conflictos internacionales. Las tensiones en el Medio Oriente y la guerra ruso-ucraniana continúan generando volatilidad en los precios del petróleo, con efectos indirectos sobre los granos.
Un fin de año de precios bajos e incertidumbre hacia el 2025
El 2024 cierra con precios a la baja, impulsados por cosechas abundantes en soja y maíz, hojas de balance más ajustadas en los cereales y una creciente influencia de factores geopolíticos. De cara al 2025, la evolución de estas variables será determinante para los mercados agrícolas, donde los productores y comercializadores deberán navegar un entorno complejo y desafiante.