En medio de un nuevo round en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno del país asiático anunció un arancel total del 114,73% sobre la soja estadounidense, lo que deja a los agricultores norteamericanos en una de sus peores posiciones competitivas en años.
El anuncio se produjo tras la jornada que el presidente Donald Trump bautizó como el "Día de la Liberación", donde impuso aranceles a más de 180 países, incluido un 34% sobre todos los productos chinos. La respuesta de Pekín fue inmediata: 34% sobre los bienes estadounidenses, y luego, un nuevo 50% adicional específicamente sobre soja y otros productos.
"Sumando los aranceles anteriores del 10% y el 34%, más el nuevo 50% y el impuesto al valor agregado estándar, el arancel efectivo sobre la soja de EE.UU. alcanza el 114,73%", confirmó la Asociación Americana de la Soja (ASA).
Impacto directo: pérdida de competitividad y caída de exportaciones
Aunque China ya no compra soja estadounidense al mismo ritmo que en 2018, sigue siendo el principal destino de exportación para EE.UU.. Sin embargo, la ASA estima que esta medida puede costarle al sector hasta 5.900 millones de dólares por año.
"Esta nube de incertidumbre golpea no solo el volumen exportado, sino también los insumos, los precios y la reputación del producto estadounidense", advierte la ASA.
Según el análisis de Terrain, China lleva años acumulando stocks y abasteciéndose casi exclusivamente de soja brasileña, que en la campaña 2022/2023 le vendió tres veces más que EE.UU.. En 2024/25, las importaciones chinas de soja cayeron un 3%, hasta los 4.000 millones de bushels (108,8 millones de toneladas métricas).
Pérdida de cuota y presión sobre la balanza
El economista Ben Brown, de la Universidad de Missouri, analizó cómo ha caído la participación de EE.UU. en el mercado chino:
Participación de EE.UU. en exportaciones a China (primer semestre del año comercial):
- Promedio 2015/17: 68%
- Promedio 2022/24: 62%
Participación en ventas pendientes de soja:
- 2015/17: 28%
- 2022/24: 23%
Al 27 de marzo de 2025, China representaba apenas el 11,4% de las ventas pendientes totales de soja de EE.UU.
"Cada punto porcentual que se pierde equivale a 18,2 millones de bushels (495.000 toneladas métricas), es decir, un 0,4% de la producción anual", advierte Brown.
Brasil gana espacio, EE.UU. pierde ventas
Con la cosecha brasileña ingresando al mercado, China comprará allí. El analista Matt Bennett, de AgMarket.net, advirtió que hay ventas de soja aún no embarcadas desde EE.UU. que podrían cancelarse si continúan las represalias.
"Tenemos un stock de 380 millones de bushels (10,34 millones de toneladas). Si se pierden 15 o 20 millones (408.000 a 544.000 toneladas), ya estamos en problemas", dice.
La guerra no es unidireccional
Aunque EE.UU. sufre por la pérdida de su mercado sojero en China, también es el mayor comprador de bienes chinos, lo que convierte a esta batalla en un conflicto de ida y vuelta con potencial de escalada.
"El dolor a corto plazo podría dar lugar a beneficios a largo plazo, si se logra un nuevo acuerdo", sostuvo Bennett.
ASA pide negociación urgente: "No podemos darnos el lujo de otra guerra comercial"
La Asociación Americana de la Soja reclama que la administración Trump use los aranceles recíprocos para negociar el acceso a nuevos mercados, y evite medidas punitivas sin diálogo.
"Los productores de soja siguen arrastrando consecuencias de la guerra de 2018. Necesitamos evitar represalias y abrir oportunidades comerciales reales", expresó Caleb Ragland, presidente de la ASA y productor en Kentucky.
¿Hay lugar para el optimismo?
A pesar del panorama crítico, ASA se muestra abierta a una Fase Dos del acuerdo comercial con China, que elimine trabas arancelarias y habilite el crecimiento de la soja y otros productos agroindustriales estadounidenses.
Otros sectores en riesgo por aranceles son el algodón, sorgo, carne vacuna, carne porcina y pescados y mariscos, cada uno con más de 1.000 millones de dólares exportados a China en 2024.
Conclusión: con un arancel del 115% sobre la soja, EE.UU. pierde terreno en su principal mercado, mientras Brasil se consolida como proveedor líder. El agro norteamericano exige un giro diplomático urgente para evitar repetir la historia de 2018 y recuperar su peso global.