El Banco Central del Uruguay (BCU) monitorea de cerca la compleja coyuntura económica que atraviesa Argentina. Si bien el mercado no teme un efecto contagio, la entidad dedicó varias líneas de análisis en su último Informe de Política Monetaria, el primero de este año.
El análisis hace especial énfasis en los efectos de la sequía en Argentina, a la que le adjudica impactos a nivel fiscal, externo, de nivel de actividad y precios.
"En Argentina el PBI cayó 1,5% en términos desestacionalizados en el cuarto trimestre, tras la expansión de 1,4% registrada en el tercero, lo que refleja el deterioro de las condiciones económicas, que se agudizó en los últimos meses de 2022 en el marco de la severa sequía que sufre el país", señaló el Banco Central del Uruguay.
Problemas para cumplir con el FMI Al momento de la redacción del informe, el BCU vinculó el aumento de precios a las consecuencias de la sequía, que costará 3 puntos el PBI (u$s19.000 millones). Entonces tomó como dato la inflación de marzo, que fue del 7,7% y del 104,3% interanual. El indicador fue actualizado el viernes pasado por el Indec y la variación respecto a 2022 ya es de 108,8%.
El BCU consideró, también, que será difícil cumplir para el gobierno de Alberto Fernández con las metas fiscales acordadas con el FMI ya que la recaudación mostró una caída vinculada a una baja de las exportaciones agrícolas.
Al cierre del informe, la brecha cambiaria en Argentina superaba del 100%, una situación calificada por los expertos del BCU como "incompatible con el normal desarrollo de la actividad económica".
El BCU se refirió al aumento de la base monetaria y del stock de instrumentos del BCRA, sumados a la deuda de corto plazo en pesos que debe cancelar el Gobierno como las principales causas, junto con la falta de acceso a dólares del sector agroexportador.