Según los expertos, este escenario tendría un impacto limitado en el clima invernal del hemisferio norte y en el verano austral, aunque podrían presentarse señales predecibles que orienten los pronósticos locales.
59% de probabilidad de que se desarrolle un fenómeno de La Niña débil entre noviembre y enero.Este porcentaje aumenta a más del 70% para el período diciembre a febrero.Hacia la primavera de 2025 (marzo a mayo), las probabilidades de condiciones neutrales ascienden al 61%.
La Oficina Meteorológica de Australia, en tanto, prevé que el fenómeno ENSO (El Niño-Oscilación del Sur) se mantendrá dentro del rango neutral hasta abril de 2025, respaldando las proyecciones de otros modelos climáticos internacionales. Por su parte, la oficina meteorológica de Japón señaló que los efectos de La Niña se harán más evidentes durante el invierno boreal, con un 70% de probabilidad de que las condiciones regresen a la neutralidad hacia la primavera.
El CPC advirtió que, al tratarse de un fenómeno débil, es menos probable que se generen los impactos convencionales asociados a La Niña, como sequías prolongadas o lluvias extremas. Sin embargo, señales predecibles, como cambios en los patrones de lluvia y temperaturas, podrían influir en las tendencias climáticas regionales.
Para el sur de Sudamérica, los fenómenos de La Niña suelen estar relacionados con precipitaciones por debajo de lo normal en ciertas áreas y temperaturas más cálidas, lo que podría afectar la producción agrícola y la disponibilidad hídrica en regiones clave.
Aunque el fenómeno proyectado no será tan intenso como en temporadas anteriores, los expertos sugieren mantener una vigilancia activa sobre el desarrollo de La Niña y sus posibles efectos en el clima regional, especialmente en sectores como la agricultura y la energía, que dependen de condiciones climáticas estables.
Con la influencia moderada de este fenómeno y el regreso probable a la neutralidad para mediados de 2025, los próximos meses estarán marcados por un equilibrio delicado entre los efectos de La Niña y los patrones climáticos locales.