En un contexto mundial desafiante para la maquinaria agrícola, Rusia dio una sorpresa positiva en el arranque de 2025: según datos del organismo oficial Rossat, la producción de tractores creció un 20% interanual en el primer trimestre, alcanzando las 2.070 unidades fabricadas.
El dato representa un buen arranque para el país euroasiático, que posee uno de los mercados agroindustriales más grandes del mundo, con una facturación anual de U$S 5.200 millones, y un equilibrio comercial que combina U$S 800 millones en exportaciones y U$S 1.800 millones en importaciones.
El repunte no solo se refleja en el acumulado trimestral: en marzo se ensamblaron 730 tractores, un 13,2% más que en febrero (645 unidades).
Este crecimiento sostenido podría ser una señal de recuperación de la demanda interna, o bien de una estrategia de producción anticipada frente a condiciones macroeconómicas que todavía presentan incertidumbre.
En contraste, el segmento de sembradoras arrancó el año con números en rojo.
En marzo, se fabricaron 934 unidades, una caída del 25,8% respecto a igual mes de 2024. El acumulado del trimestre tampoco fue alentador: 2.135 sembradoras producidas, un 9,8% menos que el año pasado.
El dato genera dudas sobre el ritmo de inversión en tecnología de siembra o posibles problemas en la cadena de suministros. También podría reflejar una priorización de otros segmentos, como tractores o pulverizadoras, ante un contexto económico aún volátil.
El mercado ruso de maquinaria agrícola es observado con atención a nivel internacional, especialmente por fabricantes europeos, asiáticos y latinoamericanos interesados en exportar componentes o cerrar alianzas estratégicas.
La evolución dispar entre tractores y sembradoras en este inicio de año deja claro que el potencial está, pero los movimientos en el tablero siguen siendo complejos.
