El mercado inmobiliario rural registró un aumento de la actividad. La mejora es leve, pero se debe fundamentalmente al aumento de precio de los commodities, que comenzó hace 60 días con la antesala del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y aún hoy mantiene en vilo al mundo entero. Con este panorama, los negocios vinculados a los alimentos y la energía tomaron mayor dinamismo no sólo en la Argentina sino también en el resto del mundo.
Según José María Bauza, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), "si bien mejoraron los precios de los granos, también hay una gran inquietud ante la devaluación del dólar por eso muchos evalúan la posibilidad de pasar a activos que sirvan como resguardo de valor".
El acuerdo rubricado con el FMI y su validación en el ámbito legislativo también influyeron en este cambio de tendencia, donde los valores actuales de la tierra se convierten en un incentivo.
Juan José Madero, director de la División Campos de LJ Ramos Brokers Inmobiliarios, aseguró en diálogo con Ámbito que "era de esperar un rebote en la actividad tras el bache estacional que se da entre diciembre y febrero, pero también hay cuestiones locales y internaciones a tener en cuenta. Existe una demanda prioritaria de energía y materias primas y todo eso surge de la tierra".
Entre los "graneros del mundo" aparecen nuestra región, el cinturón maicero de Estados Unidos y la zona de Rusia y Ucrania. Son regiones que están en el podio del mundo a nivel agrícola. Una de ellas no esta disponible por la guerra entonces eso genera que los granos se disparen, que aumenten también los insumos y que el valor de la tierra aumente en todos lados.
Según Madero, "en Uruguay la tierra aumentó un 15%, en las zonas más productivas de Estados Unidos se ubica entre 30 y 35 mil dólares la hectárea, lo que indica que hay una brecha del 100% con los precios de la tierra en nuestro país". Entre las causas, Madero destaca que "la producción local es una aspiradora de pesos, porque comprar vacas, insumos, semillas y las labores, mas allá de que exista una referencia de precio internacional, aquí se paga en pesos y nadie atesora pesos porque es una moneda que no tiene confiabilidad y como no hay otros refugios muchos se vuelvan a la actividad productiva que es resguardo de valor. Con esta situación, la demanda de los alquileres aumentó y muestra precios altos. Hoy un propietario tiene precio de venta deprimido pero recibe más del 2% en dólares por alquilar el campo , por lo tanto esa opción es atractiva porque conserva la tierra y ademas logra una ganancia interesante".
Desde CAIR, confirman que "el valor de la tierra en la Argentina quedó por detrás de los precios del resto de mundo, por ejemplo si se compara un campo en la zona núcleo con otro ubicado en el cinturón maicero de los Estados Unidos. La oportunidad existe, pero la coyuntura local aún inhibe a los inversores para tomar la decisión de compra en nuestro país. Según el titular de la entidad, "el valor de la tierra esta llegando a un piso y la necesidad de los inversores de pasarse de activos empujo el rebote de actividad, que todavía no se refleja en operaciones cerradas pero sí debemos advertir un cambio de tendencia".
Bauza explicó que "los campos son siempre los mismos, porque la tierra es finita. Son las hectáreas que hay y punto. De los picos que hemos visto en la última década, en la parte agrícola los precios actuales se ubican entre un 20% y un 35% donde se defienden mejor los campos mejor ubicados"
En cuanto a la posibilidad de lograr un mayor desarrollo de la actividad, Madero detalló que "lo que frena que el desarrollo del mercado de la tierra se reactive es la coyuntura local. La política agropecuaria, la seguridad jurídica de la tierra hacen que el inversor no se defina en la compra. Si el gobierno tiene una actitud racional hacia la producción puede que se reactive. El freno para el mercado es la coyuntura, cuando esto tome otro rumbo como lo hicieron otros países, el mercado inmobiliario rural crecerá".