La fuerte salida de terneros y terneras de los campos que se registró durante los meses de abril y mayo, producto de una conjunción de falta de lluvias y bajas temperaturas, ha generado una muy fuerte presión de oferta deprimiendo rápidamente los valores.
De acuerdo a los datos de movimientos de hacienda informados por SENASA, en los primeros seis meses del año salieron de los campos unos 6.258 mil terneros y terneras con destino a otros establecimientos de cría e invernada.
En términos absolutos esto supone unos 333 mil animales más que lo registrado a igual corte del año pasado. Medido en relación al stock de terneros y terneras disponibles al 31 de diciembre de cada año, en junio de 2021 las cifran indican que se había movido el 41% del total de la categoría mientras que este año, los traslados acumulados alcanzaban el 43% de ese total, lo que da cuenta de una zafra más rápida y acotada, producto del achicamiento de los campos.
En este contexto, desde los valores máximos alcanzados en el mes de marzo, en pleno inicio de la zafra, el precio del ternero ha estado perdiendo terreno no solo en términos reales sino incluso en términos absolutos. Tomando como referencia el valor del ternero ROSGAN, durante el segundo trimestre, se observa una caída en términos reales del 19% y del 1% en términos absolutos, pasando de un ternero que en marzo marcaba $375,8 a pisos de $371,8 en junio.
Estacionalmente es esperable observar una mayor presión sobre los valores de la invernada durante el segundo trimestre del año. En efecto, si analizamos el comportamiento histórico de los precios, vemos que durante estos meses y hasta agosto inclusive los valores de la invernada tienden a ubicarse por debajo del promedio anual (entregando índices inferiores a 1) mientras que, a partir de septiembre y octubre, a medida que nos alejamos de la zafra, los valores adquieren mayor firmeza, registrando sus máximos hacia fin de año, donde suelen registrarse las mayores correcciones traccionadas en parte por el gordo.
Este año, lo que se observa es un mercado que comienza a tonificarse anticipadamente. Los valores pagados por el ternero a fines de julio ($420,72 de acuerdo al último remate de ROSGAN Sociedad Rural Argentina, Palermo) muestran mejoras de hasta un 13% respecto de lo registrado en junio, mes que parece haber mancado el piso de la zafra.
Esta recuperación también supone una señal positiva para el valor de los vientres que, con una relación mas equilibrada, luego de máximos alcanzados dos meses atrás, comienzan a mostrar un mayor atractivo
de compra, generando una mayor demanda a medida que nos acercamos a la primavera.
Actualmente la relación de valores entre un ternero de 180kg y una vaquillona preñada, se ubica levemente por sobre los 2 puntos, es decir con la venta de poco más de dos terneros es posible reponer una vaquillona preñada, cuando dos meses atrás esta relación se acercaba a los 2,5 puntos.
Si bien el factor climático sigue siendo determinante al momento de definir la estrategia de carga en muchas zonas, la paulatina salida del invierno y la transición hacia la primavera renuevan la expectativa de los productores. En este sentido, los modelos climáticos comienzan a mostrar un fenómeno. La Niña' algo más debilitado, aunque aún vigente, pero con perspectivas de una gradual reactivación de las precipitaciones a medida que ingresemos a los meses de primavera. La perspectiva climática para el verano por el momento se muestra neutral, con una muy baja probabilidad -incipiente aun- de desarrollar un escenario de lluvias superiores a lo normal, conocido como ?El Niño'.
De consolidarse estas perspectivas, los valores de la hacienda tanto cría como invernada podrían tonificarse nuevamente como activos de refugio, favoreciendo un escenario de mayor retención a la espera de un cambio de ciclo.