Estos incendios, considerados entre los peores que el país ha visto, han quemado ya 3 millones de hectáreas en lo que va del año, y la temporada alta de incendios aún está por comenzar.
Bolivia ha registrado 36.800 incendios este año, la mayor cantidad en 14 años, solo superada por el récord de 2010. Santa Cruz es el departamento más afectado, con 43 conflagraciones en 12 municipios. A causa del humo denso, se suspendieron vuelos en cinco aeródromos de la región.
Los incendios, exacerbados por una sequía severa y el calentamiento global, están causando estragos en todo el hemisferio sur, con Brasil también enfrentando una temporada de incendios devastadora.
El gobierno boliviano, con sus recursos al límite, ha solicitado ayuda internacional para combatir las llamas. En tanto, voluntarios indígenas intentan proteger sus tierras y ganado cerca del bosque Chiquitano.
El viceministro de Defensa, Juan Carlos Calvimontes, informó que casi el 68% de las áreas quemadas son pastizales, utilizados principalmente para la ganadería. La situación se agrava debido a la deforestación y al uso de métodos de tala y quema para la agricultura, impulsados por la demanda de cultivos como la soja y la producción ganadera.
Con la temporada de incendios aún en curso y las condiciones empeorando, Bolivia se enfrenta a una catástrofe ambiental sin precedentes, que amenaza no solo el medio ambiente, sino también la seguridad y los medios de vida de sus habitantes.