La sequía récord que azotó a Entre Ríos y la región desde diciembre del 2021 y las escasas lluvias de los últimos meses en esta provincia complican la producción de la campaña 2022/23, advirtió la Bolsa de Cereales local.
La sequía avanzó en el centro y sur entrerriano, donde el estado de los cultivos de la fina reclama un "perentorio retorno de precipitaciones de mayor volumen", algo que "no se satisface en los pronósticos", indicó la entidad bursátil en un informe.
Las lluvias de septiembre separaron a la provincia en dos mitades: el centro y norte tuvo acumulados pluviales "normales en términos estadísticos", mientras que para el centro y sur, principalmente la zona triguera, las lluvias "decrecen y no alcanzan" los registros históricos.
Si bien Entre Ríos aún puede evitar caer en un estado total de fuerte sequía, durante el invierno se registró una "muy mala performance" de lluvias y para octubre se esperan "baja frecuencia de eventos y escasos volúmenes pluviales".
Las reservas de humedad en el suelo provincial presentan deficiencias que presionan sobre el estado de los cultivos, señaló la Bolsa.
Los lotes se han mantenido "relativamente bien" con lluvias inferiores a las normales, pero actualmente necesitan "un golpe de agua más generoso" para apuntalar los rendimientos, y los productores auguran un año con "un dispar avance de siembras".
En ese marco, el organismo propone "replantear potencialmente las prácticas agronómicas tradicionales, sobre todo las fechas", para lograr "salir de la amenaza de sequía".
La sequía fue calificada como la peor de los últimos 60 años según los registros provinciales, y provocó efectos ecológicos y económicos "devastadores", con escasas precipitaciones que generaron un estrés térmico en cultivos y animales.
Los registros pluviales de diciembre de 2021 en Entre Ríos se posicionaron entre los diez más bajos de los últimos 60 años, y las lluvias de ese mes acumularon menos de 20 milímetros, seis veces por debajo de lo que normalmente debe llover.