La siembra de soja se enfrenta a un desafío crítico debido a la baja calidad de las semillas cosechadas en la última campaña. Los expertos alertan sobre la presencia de patógenos como Phomopsis sp. y Fusarium sp., que han comprometido el poder germinativo de las semillas, poniendo en riesgo la próxima cosecha si no se toman los recaudos necesarios.
Según Lucrecia Couretot, fitopatóloga del INTA Pergamino, las condiciones climáticas adversas durante la última cosecha, como altas temperaturas y precipitaciones frecuentes, favorecieron la proliferación de estos patógenos. Esto ha resultado en una gran cantidad de semillas con alta carga fúngica, lo que requiere un análisis exhaustivo para determinar el tratamiento adecuado antes de la siembra.
A pesar del panorama complicado, Couretot destaca que si se realizan los análisis necesarios y se aplican los tratamientos fungicidas correctos, la campaña podría responder positivamente al curado de las semillas. Este proceso es crucial para controlar los hongos presentes y proteger las semillas durante la siembra.
Claudia Carracedo, directora técnica del Laboratorio LEA en Colón, Buenos Aires, añade que la calidad de las semillas varía según las partidas, pero en general, la situación es preocupante. La combinación de factores ambientales, como la falta de agua, el estrés térmico y los daños mecánicos durante la cosecha, ha llevado a una calidad de semilla regular a mala.
Ante este escenario, los expertos recomiendan tratar las semillas profesionalmente y seleccionar los productos más adecuados para optimizar su calidad fisiológica. Además, es crucial eliminar los patógenos posibles y considerar los que estarán presentes al momento de la siembra.
La próxima campaña de soja dependerá en gran medida de las acciones preventivas y correctivas que se tomen ahora, y la correcta gestión de la calidad de la semilla será clave para asegurar un rendimiento exitoso.