Las ventas al exterior se liquidan al dólar oficial y hay que restarles los derechos de exportación. Con una oferta retraída, el kilo de novillo pesado en gancho se ubica entre los más caros del Mercosur
Durante 2019 la venta al exterior de carne fue un gran negocio para cientos de frigoríficos, que encontraron en China a la gallina de los huevos de oro. Se exportó en cantidad y a precios récord, pero lamentablemente eso no duró demasiado: la gran demanda de todo tipo de proteína animal generada en China por la aparición de la peste porcina africana provocó un alza inflacionaria que el Gobierno de Xi Jinping no toleró y 2020 comenzó con una regulación mucho más estricta de las importaciones. Al poco tiempo, la aparición del coronavirus cambió por completo la realidad del negocio global de las carnes. Desde entonces la caída de los mercados internacionales en combinación con los problemas cambiarios en la Argentina se convirtieron en una complicación constante para productores ganaderos y exportadores.
Según datos estadísticos publicados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) el valor de la hacienda Argentina medida en dólares es la más cara del Mercosur y eso atenta directamente contra la competitividad para exportar.
Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), aseguró que "cuando se comparan los precios de la hacienda, nuestro país tiene la carne en gancho más costosa de la región".
A valor dólar carcasa, es decir tomando un aprovechamiento del animal cercano al 58% y dejando lo que queda de carne con hueso, en nuestro país el esquema es de u$s3,67 por kilo vivo frente a u$s3,50 promedio en Brasil, u$s3,40 en Uruguay y u$s3,30 en Paraguay. Es que en nuestro país, durante las últimas seis semanas se registraron pequeñas subas de precio y los frigoríficos advierten sobre una fuerte escasez en la oferta de la categoría, a lo que debemos sumar los problemas intrínsecos de la economía local para producir.
El titular de FIFRA destacó que "tenemos un problema histórico de competitividad, por cuestiones logísticas internas, de ubicación geográfica en el mundo y de otros factores, que se suelen compensar con la calidad de la materia prima. A todo esto hay que agregar las retenciones -que reducen un 9% el tipo de cambio- y la realidad del mundo en pandemia".
Desde la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (APEA) también observan un panorama de pérdida de competitividad. Fernando Herrera, Director de la entidad, asegura que el negocio perdió competitividad porque el productor o exportador recibe pesos a un tipo de cambio oficial menos las retenciones. "Todo esto ocurre en un contexto en el que la inflación se ubica en niveles superiores al 35%, con paritarias y salarios que aumentan mas del 30%, fletes que suben un 40%, costos de alimentación para el ganado que también tuvieron incrementos, por lo tanto si el producto de exportación esta atado al dólar oficial menos las retenciones, el escenario es complejo. Tengamos en cuenta que hoy se están faenando novillos de 2 años y en ese período la inflación se ubicó entre 80 y 100%".
Más allá de estos problemas, la demanda de carne en Europa y China, nuestros principales compradores, continuará. De hecho, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) acaba de confirmar que el consumo de carne seguirá en alza en China, con grandes oportunidades para los cortes a pasto porque el consumidor chino se ha acostumbrado al sabor de esa carne, que considera más sana y natural.
Quizá el problema no sea la demanda pero la rentabilidad del negocio. Con China como importador estrella, los precios suben y bajan según la importación asiática entonces el esquema de costos y la variables económicas locales juegan un rol determinante porque impactan de lleno en la rentabilidad de un negocio que es cada vez más ajustado.