Esta medida, que se produce en un contexto de creciente preocupación por la sostenibilidad ambiental y la protección de los ecosistemas marinos, ha desatado una ola de críticas y preocupaciones.
La Expansión de una Práctica Controversial
La red de arrastre, conocida por su impacto devastador en los ecosistemas marinos, estaba previamente limitada en Panamá a la pesca del camarón. Sin embargo, una nueva reglamentación, publicada el 13 de noviembre, ha extendido su uso a la captura de especies como el pargo mancha, cabezón, lenguado y corvinas. Esta decisión se ha tomado sin una consulta adecuada con el sector científico y de investigación, lo que ha generado una fuerte reacción.
Ignorando la Voz Científica
Expertos como Juan Mate, biólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, han expresado su sorpresa y descontento por la falta de consulta en la Comisión Nacional de Pesca Responsable. La pesca de arrastre, conocida por su capacidad para dañar hábitats y afectar negativamente a la fauna bentónica, es considerada una de las prácticas más destructivas en la pesca moderna.
Contraste con la Tendencia Global
A nivel mundial, la tendencia es restringir o prohibir la pesca de arrastre debido a sus efectos nocivos. Países como Belice, Costa Rica y Estados Unidos han tomado medidas significativas para limitar o prohibir esta práctica. La Unión Europea, por ejemplo, prohíbe la pesca de arrastre en profundidades mayores a 800 metros desde 2016.
Reacciones y Críticas
La decisión de Panamá ha sido recibida con críticas y comparaciones con la minería metálica a cielo abierto, dada su naturaleza destructiva. Organizaciones como la Fundación para la Protección del Mar (Promar) han expresado su preocupación, señalando que esta práctica equivale a "pasarle un rastrillo al fondo del mar".
El Silencio Oficial y la Ley de Pesca
A pesar de los intentos de comunicación con las autoridades pertinentes, como el ministro de Desarrollo Agropecuario, Augusto Valderrama, no ha habido respuesta oficial. La ley de pesca de Panamá, que enfatiza la necesidad de basar las decisiones en la mejor evidencia científica y criterios técnicos, parece haber sido ignorada en este caso.
Un Futuro Incierto
Esta decisión de Panamá no solo plantea serias preocupaciones ambientales, sino que también podría tener implicaciones económicas significativas, especialmente en relación con las exportaciones a la Unión Europea. La comunidad internacional y los actores locales estarán atentos a cómo se desarrolla esta situación y si Panamá reconsiderará su postura sobre una práctica tan controvertida y potencialmente dañina.