Este fenómeno se produce mientras El Niño, que mantuvo su influencia durante el verano, comienza a mostrar signos de debilitamiento. La transición hacia el otoño trae consigo la expectativa de cambios significativos en el patrón climático, especialmente en cuanto a precipitaciones y temperaturas.
El reciente informe del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) revela un febrero excepcionalmente cálido, con 13 ciudades alcanzando temperaturas máximas récord y 19 ciudades estableciendo nuevos máximos en temperaturas mínimas. Entre los registros más notables se encuentran Santiago del Estero con 45,7 °C, Salta con 45,0 °C y La Rioja con 43,8 °C. Estos valores no solo subrayan la intensidad del calor vivido sino también el impacto potencial en sectores clave como la agricultura y la gestión de recursos hídricos.
A medida que El Niño se debilita, proyectando una transición hacia condiciones neutrales con un 79 % de probabilidad durante el otoño, se anticipan cambios en el régimen de lluvias y temperaturas. Este fenómeno, que alcanzó su pico en febrero, podría modificar las expectativas climáticas para el trimestre, especialmente en zonas como el Litoral argentino, donde tradicionalmente ejerce una influencia significativa en las precipitaciones.
El SMN proyecta un otoño con un patrón de precipitaciones variado. El Litoral podría experimentar lluvias de normal a superiores a lo normal, contrastando con pronósticos de lluvias por debajo de lo normal en áreas que se extienden desde la Puna hasta el centro de la Patagonia. En cuanto a las temperaturas, se anticipa un otoño más frío en la región central de Argentina, incluyendo Córdoba, La Pampa y la franja oeste de Buenos Aires. Este cambio podría influir en el calendario de heladas, posiblemente favoreciendo las heladas tempranas, como es típico en años de La Niña.
Este otoño presenta un panorama complejo y desafiante para Argentina, marcado por el histórico calor de febrero y la influencia menguante de El Niño. La adaptación a estos cambios climáticos y la gestión efectiva de los recursos serán cruciales para mitigar impactos adversos en sectores sensibles como la agricultura y el abastecimiento de agua. Con la vigilancia continua del SMN y las estrategias de adaptación, Argentina se prepara para enfrentar un otoño de incertidumbre climática.