Un nuevo estudio de McKinsey & Company destaca que la agricultura sostenible en Estados Unidos se enfrenta a un futuro prometedor, aunque todavía existen barreras significativas para su plena adopción. La Encuesta de agricultores de EE. UU. de 2024 revela que, aunque el 90% de los agricultores estadounidenses están bien informados sobre las prácticas sostenibles, la implementación efectiva en sus tierras es limitada, generalmente a menos del 30% de su superficie.
A pesar de la voluntad de cambio, los agricultores se encuentran con obstáculos como la falta de incentivos de mercado para los productos cultivados de manera sostenible y las dificultades de implementación. El estudio también señala que las prácticas que muestran un retorno de inversión (ROI) más alto, como la aplicación de fertilizantes basada en análisis de suelo, son las más adoptadas. Sin embargo, se estima que los costos serán entre un 1% y un 3% más altos incluso después de cinco años de adopción.
Vasanth Ganesan, socio de McKinsey, enfatizó que la adopción de prácticas sostenibles requiere cambios en múltiples esferas del sistema alimentario. Añadió que, aunque muchas empresas del sector están comprometidas a reducir su huella de emisiones, la transición efectiva hacia una producción sostenible depende de modificaciones en los comportamientos y decisiones operativas, junto con el apoyo constante de todos los actores del ecosistema agrícola.
El informe también compara el impacto de los programas gubernamentales frente a los programas industriales en la promoción de prácticas sostenibles. Resulta que los programas del gobierno, como el Programa de Incentivos a la Calidad Ambiental (EQIP), tienen una participación mucho mayor, con un 57% de los agricultores involucrados, en comparación con solo el 4% en los programas patrocinados por la industria. Esto indica que los esfuerzos gubernamentales son cruciales para impulsar la adopción de estas prácticas.