La agricultura argentina enfrenta una gran oportunidad y a la vez un reto con la emergente demanda global de biocombustibles. Según expertos, es esencial avanzar hacia una agricultura sustentable, con un enfoque en la conservación del carbono del suelo y el aumento de la productividad.
En el contexto de los esfuerzos globales por mitigar el calentamiento global, el sector agropecuario juega un papel crucial, especialmente en la captación y fijación de carbono. La siembra directa y el uso eficiente de fertilizantes posicionan a Argentina como una de las agriculturas más eficientes del mundo.
Una solución que se está explorando es el desarrollo de cultivos de invierno, como la Camelina, que permitiría optimizar la secuencia de cultivos, intensificando la captación de carbono y reduciendo la dependencia de herbicidas. La Camelina, un cultivo oleaginoso de ciclo invernal, se adapta bien a diversas regiones y secuencias de cultivo, lo que la convierte en un excelente puente verde.
El gerente comercial de Chacraservicios, Federico Varela, destaca que la Camelina no solo mejora la salud del suelo sino que también combate las malezas resistentes y la compactación subsuperficial, gracias a su raíz pivotante y agresiva.
Con la certificación de baja huella de carbono, la Camelina se ha posicionado como una materia prima vital para la industria de los biocombustibles, abriendo una ventana de oportunidad para los productores locales. Además, el cultivo se ofrece bajo contrato de producción, asegurando la compra de toda la cosecha certificada.
La Camelina no solo es prometedora por sus beneficios agronómicos sino también por su adaptabilidad y resistencia a las heladas, lo que la hace ideal para siembras en junio y julio, incluso en lotes recién liberados de soja de segunda.
En este contexto, Chacraservicios sigue optimista sobre el futuro de este cultivo en Argentina, ofreciendo asistencia técnica y variedades adaptadas a las necesidades locales. La Camelina, con su ciclo extracorto y requisitos simples de manejo, se presenta como una solución innovadora y rentable para los agricultores argentinos, contribuyendo significativamente a los esfuerzos de sustentabilidad y mitigación del cambio climático.