Se ha introducido un nuevo programa que afecta significativamente al sector agropecuario y exportador. El llamado "Programa de Incremento Exportador" establece un esquema de liquidación para las ventas al exterior, con un 80% al dólar oficial de $800 y un 20% al Contado con Liquidación, resultando en un dólar exportador de aproximadamente $860.
Sin embargo, lo que ha generado mayor controversia es el potencial aumento de retenciones en gran parte del sector agropecuario, que afectaría a productos clave como la carne y los cereales, así como a las economías regionales. Según las nuevas medidas, estas retenciones podrían aumentar hasta un 15%. Este cambio ha causado preocupación en el sector, especialmente considerando las declaraciones previas del Gobierno.
Durante su anuncio, Caputo enfatizó la necesidad de "sincerar el tipo de cambio oficial", llevándolo a $800. Además, anunció un incremento en el impuesto país a las importaciones y a las exportaciones no agropecuarias. Según el ministro, estas medidas buscan beneficiar a los exportadores y equilibrar la carga fiscal entre los diferentes sectores, eliminando la discriminación hacia el sector agropecuario.
Otro cambio significativo es el aumento del Impuesto PAIS a las importaciones, que ahora se sitúa en el 17,5%. Esto representa un incremento considerable desde el 7,5% anterior, llevando el dólar para importar a $940. Este cambio afectará el precio de los insumos importados, un factor crítico para muchas industrias.
Inicialmente, la reacción del sector agropecuario fue positiva, pero la letra chica de las nuevas medidas podría cambiar esta percepción. La posibilidad de un aumento generalizado de retenciones al 15% para todos los productos del agro, a excepción de la soja, que tendría un 30%, es un punto de preocupación. El gobierno afirma que estas medidas buscan incentivar la producción y la exportación, mientras desincentivan un incremento artificial en las importaciones.
Estas nuevas medidas económicas y fiscales representan un cambio significativo en la política económica argentina, con implicaciones directas para el sector agropecuario y exportador. Mientras el Gobierno busca equilibrar la carga fiscal y fomentar la producción, el sector agropecuario permanece a la expectativa de cómo estos cambios afectarán su funcionamiento y rentabilidad a largo plazo.