El 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero no se relacionan con el sector agropecuario. Así lo sostuvo el vicepresidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay, Walter Baethgen, quien insistió en la necesidad de influir en las agendas internacionales, para concientizar sobre estas temáticas.
Baethgen, Investigador Senior de la Universidad de Columbia en New York, participó este jueves de la segunda edición del Congreso Federal Ganadero, organizado por Rosgan, el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Su alocución tuvo como eje central la sustentabilidad, el cambio climático y las oportunidades para la producción agropecuaria.
"En los últimos 250, años las emisiones de gases aumentaron el efecto invernadero, que tiene la tierra naturalmente. No está claro qué puede suceder en los próximos 50 años. Lo que sí sabemos es que la variabilidad climática va a aumentar. Y es a eso a lo que vamos a tener que adaptarnos", indicó el especialista uruguayo que tiene un largo recorrido en investigación en el área de regulaciones y protocolos ambientales.
El investigador de la universidad de Columbia fue contundente al advertir sobre la enorme cantidad de mensajes negativos sobre la producción agropecuaria, que muchas veces se basan en informaciones parciales o erróneas.
"Hay que dimensionar las cosas. Si queremos combatir el cambio climático tenemos que ir al origen: se está emitiendo demasiado gas con efecto invernadero. ¿De dónde vienen? Casi el 75% viene del sector energía. Todo lo demás, incluyendo la producción agropecuaria, representa el 25%", explicó Baethgen. E hizo hincapié en la incidencia que, por ineficiencia, tienen las fugas de gases en los procesos de extracción de petróleo y gas: "Equivalen a las emisiones del ganado de todo el mundo. Como para que pongamos en perspectiva el impacto que tiene la ganadería en materia de emisiones".
Para comprender el impacto de la emisión de gases de efecto invernadero es necesario hacer una primera distinción. Por un lado, está el dióxido de carbono (CO2), que puede perdurar por unos 1.000 años en la atmósfera; y por el otro, el metano, que tiene un poder de calentamiento 28 veces mayor que el CO2, con la diferencia que permanece entre 10 y 15 años en la atmósfera. "Esto implica que todavía tenemos dióxido de carbono de la primera revolución industrial. No podemos considerarlos de la misma manera, son completamente diferentes", expresó el especialista.
En relación a la producción agropecuaria, el ciclo de producción ganadera no agrega carbono nuevo. Este puede resumirse así: hay un dióxido de carbono que está en la atmosfera, que es fijado por las pasturas (plantas) por fotosíntesis; el ganado lo come y lo convierte en un alimento altamente nutritivo. El subproducto es el metano, que entra en un nuevo ciclo: vuelve a ser dióxido de carbono que es capturado por las plantas y consumido por los animales.
Es distinto lo que sucede en el uso de los combustibles fósiles y la quema de bosques, que sí inyectan dióxido de carbono en la atmósfera. Y al permanecer por 1.000 no para de acumularse. "Si tenemos este dato, cuando se dice que el metano calienta 30 veces más que el dióxido de carbono, pero dura 10 años, no pueden considerarse de la misma manera", aseguró el académico. Con esta diferencia en la mira, Beathgen insistió en la necesidad del sector agropecuario de influir en las agendas internacionales que abordan el cambio climático.
"Hay que poner en el lugar que tiene la emisión del sector agropecuario. Por eso, es importante influir más en las agendas, en los acuerdos, tratados de cambio climático. Como el 90% de las personas viven en ciudad, hay mensajes que llegan con más facilidad, como los del tipo ?si dejamos de comer carne vamos a contribuir con el medio ambiente'. El 75% de las emisiones no tienen nada que ver con esto, no podemos concentrarnos en la dieta solamente".
Cómo aprovechar las oportunidades
Según Baethgen, como toda crisis, la climática también presenta oportunidades. En este caso, hay dos posibilidades: reducir las emisiones y/o remover la atmosfera aumentado la captura de gases. "¿Cómo emitimos menos? Con energías renovables. Hoy se volvieron un negocio y resulta más barato producir un megavatio con energía renovable que con fósil. Esto sucede porque se inyectó muchísimo dinero en los últimos años; las otras son reduciendo la deforestación y mejorando el manejo de la basura", puntualizó el investigador.
De reducirse un 20% las emisiones de gases de metano de combustibles fósiles, otros 20 de emisiones de ganado y 20 en el manejo de residuos (basura), "ya estaríamos con un balance cero de metano. Y eso tiene un efecto casi inmediato en la temperatura de tierra", agregó.
Aunque es en la absorción donde está la principal oportunidad para el sector agropecuario, por un lado, con un buen manejo de pasturas: se puede reducir mucho la pérdida de carbono del suelo con un buen manejo del pastoreo y con un buen manejo de pasturas el rango va de 0.2 a 1 T de carbono por año, según datos aportados por Beathgen. Por el otro, aumento del área forestada.
Factores como la alta biodiversidad, intersiembra de legumbres, períodos cortos de pastoreo en lugar de uno continuo favorecen el secuestro de carbono en pasturas y contrarrestan la degradación del suelo.
Claro que también se presentan desafíos. "El carbono es muy difícil de medir. La materia orgánica cambia muy lentamente y en cantidades pequeñas. La mejor esperanza es combinar el muestreo de suelo con modelos de simulación y herramientas satelitales que me permiten ver áreas a gran escala y monitorear qué pasa en toda la superficie".
Las tendencias y cambios de hábito de consumo a nivel global pueden representar oportunidades. Los consumidores prestan cada vez más atención sobre los alimentos que consumen, de dónde vienen, cuanto carbono emitieron o que impacto ambiental y social tuvieron durante su producción. Como también lo son los mercados voluntarios de carbono, donde productores que puedan verificar la absorción de sus tierras pueden obtener beneficios económicos.
"Para aprovechar las oportunidades el agro tiene que presentarse como una solución. Hay que enseñarle a la gente que no es de campo que no es todo lo mismo, que no hay un único sistema de producción ganadera, que la producción ganadera puede ser sostenible y certificable. Los nuevos hábitos de consumo, sin dudas, representan una oportunidad", detalló el especialista.