Según el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC, en enero se sacrificaron aproximadamente 1,14 millones de cabezas, una disminución del 8,1% respecto de diciembre y del 2% en relación con el mismo mes del año pasado.
El impacto es mayor si se consideran solo los días hábiles: la faena diaria promedio fue de 51.900 cabezas, un 16,5% menos que en diciembre y un 6,4% por debajo del registro de enero de 2024.
Una leve señal positiva
En un contexto de menor oferta, un dato alentador es que la participación de hembras en la faena total fue del 46,3%, levemente inferior al 46,6% del mismo mes del año pasado. Esto indica que no se estaría comprometiendo en exceso la capacidad de reposición del rodeo. Sin embargo, en términos absolutos, se enviaron a faena unas 14.600 hembras menos que en enero de 2024.
Producción y mercado
El menor volumen de animales faenados repercute directamente en la disponibilidad de carne. Si bien el peso promedio de las carcasas se ubicó en 231 kilos, un 2,3% más que en diciembre, esto no alcanzó para compensar la merma en la cantidad de cabezas. En consecuencia, la producción de carne bovina en enero se ubicó en 263.900 toneladas res con hueso, un 6% menos que el mes previo y 1,5% por debajo de enero de 2024.
Al analizar por categorías, la carne de novillos y novillitos mostró una leve caída del 0,3%, mientras que la producción de carne de toros se desplomó un 17,9%. Por su parte, la carne de vacas también registró un descenso del 14,2%. Como contrapartida, la producción de carne de vaquillonas creció un 6,8%.
Un mercado en tensión
La menor oferta de carne podría traducirse en presiones alcistas sobre los precios en el corto plazo, tanto en el mercado interno como en el comercio exterior. La industria frigorífica y los productores siguen con atención la evolución del negocio, en un contexto de incertidumbre económica y climática que podría definir el rumbo del sector en los próximos meses.