Para frenar las extinciones y el cambio climático, el presidente electo Joe Biden adoptó un plan para conservar el 30 por ciento de la tierra de los Estados Unidos y el 30 por ciento de sus aguas oceánicas para el 2030. Es quizás el compromiso más ambicioso con la conservación de un presidente de los Estados Unidos. La forma en que proceda determinará si une o divide aún más a los estadounidenses en una década crucial para el planeta.
El plan se conoce como "30 por 30". Detrás de la frase pegadiza hay una creencia simple, científicamente informada, de que se requiere conservar el 30 por ciento de la tierra del planeta y el 30 por ciento de su agua para proteger aproximadamente el 75 por ciento de las especies de la Tierra y frenar el cambio climático almacenando carbono en las plantas y el suelo. En palabras de un exsecretario del Interior, Bruce Babbitt, 30 por 30 es "una especie de posibilidad de sintetizar, consolidar y organizar".
El veintiséis por ciento de las aguas oceánicas de los Estados Unidos están ahora protegidas de acuerdo con las metas de 30 por 30, pero solo el 12 por ciento de la tierra. El objetivo de conservar un 18 por ciento más de la tierra en esta década significa proteger un área de más del doble del tamaño de Texas. Es un desafío enorme y requiere ensamblar cuidadosamente un mosaico de terrenos no solo públicos sino también privados. Aún así, hay formas de hacerlo que pueden unir diferentes intereses hacia un objetivo común.
Hay que responder ahora a muchas preguntas difíciles: ¿Qué lugares debemos conservar? ¿Qué contamos como "conservados"? ¿Cómo lo conservamos? Y quien decide