"En mi opinión, el banco del BRICS debe ayudar al desarrollo con una financiación adecuada, sin espadas en la cabeza", como "hace el Fondo Monetario Internacional (FMI)", sostuvo Lula en su primera rueda de prensa con corresponsales extranjeros desde que asumió el poder, el pasado 1 de enero.
El líder progresista aseguró que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), constituido por los BRICS, "debe ser más generoso" y promover políticas financieras que permitan facilitar el camino para acabar con "las grandes desigualdades" que existen en el mundo.
Reiteró que es favorable a la incorporación de nuevos socios al BRICS, entre los cuales citó como posibles candidatos a Argentina y a Arabia Saudí, y subrayó que ese foro debe propiciar "nuevas maneras de hacer comercio", con mecanismos más justos.
En ese marco, insistió en que el mundo en desarrollo "puede y tiene derecho" a negociar en monedas alternativas al dólar, aunque admitió que "no es fácil", debido a las "presiones" que existen en los mercados internacionales.
Aún así, se comprometió a "luchar por cambiar las formas de hacer política financiera en el mundo" y a impulsar "una campaña global contra las desigualdades", sobre la cual dijo que ya conversó con líderes mundiales, entre los que citó al papa Francisco.
"No es posible dormir tranquilos cuando sabemos que millones de niños en el mundo no pueden tomar ni un vaso de leche cada día", dijo Lula, quien subrayó que es "necesario" conseguir que cada persona del planeta "se indigne" frente a las desigualdades.
"Tenemos que generar esa indignación", porque "no es normal" que millones de personas en el mundo pasen hambre, cuando "todos los días se gastan billones de dólares en armamentos y guerras", apuntó.
En ese contexto, citó el caso del propio Brasil, un país en el que, según datos oficiales, a fines del año pasado 33 millones de personas estaban sumidas en el hambre.
"No es posible" que eso ocurra en uno de los mayores productores de alimentos del mundo, declaró Lula, quien aseguró que esa realidad cambiará gradualmente en Brasil, con la recuperación plena de las políticas sociales que fueron abandonadas por su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).