El tomate podrían ser el elemento clave para destrabar uno de los grandes problemas que tiene la industria automotriz en la actualidad: la producción de baterías para los vehículos eléctricos , que ya son una realidad en numerosos mercados.
Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, descubrió que se pueden fabricar celdas electroquímicas biológicas o microbianas para baterías a base de restos de tomate, principalmente de sus cáscaras.
El estudio, que se publicó en la revista Chemical Engineering Journal, demostró que los desechos biológicos del tomate son eficaces para conseguir energía de manera sostenible.
En este proceso, las células se valen de las bacterias para descomponer y oxidar la materia orgánica. Con la oxidación, son liberados los electrones y luego capturados en la celda de combustible, para luego convertirse en una fuente de electricidad.
Se detectó que el tomate, ya que contiene licopeno (es un caroteno), actúa como mediador para las cargas eléctricas.
Los científicos encargados de la investigación pudieron demostrar, por ahora, que diez miligramos de residuos de tomates permiten generar 0,3 vatios. Es una cifra minúscula, pero aseguran que podría aumentar.
Estas baterías biológicas no sólo permitirían conseguir energía de manera limpia. También presentarían la enorme ventaja de aprovechar los millones de toneladas de productos agrícolas que usualmente son desechados.
El Gobierno quiere 50% de eléctricos para 2030
El Gobierno de la Nación se propuso llegar al 50 por ciento del parque automotor eléctrico en 2030 y al 100 por ciento, en 2050. Así lo reveló el nuevo Plan Nacional de Transporte Sostenible, "un sistema de movilidad sostenible, inteligente y resiliente para las generaciones futuras promoviendo el desarrollo federal".
Desde el Ministerio de Transporte explicaron que el 13 por ciento de las emisiones de gases contaminantes totales de la Argentina provienen de este sector. Es la segunda fuente de emisiones del sector energía, por detrás de industrias de la energía (de acuerdo al Cuarto Informe Bienal de Actualización, IBA 4).
Casi la totalidad de los 19,6 millones de unidades de transporte que componen el parque vivo nacional consumen combustibles fósiles (99,67% de la energía requerida por el sector).
A nivel nacional, el transporte consume el 100 por ciento de las motonaftas refinadas en el país, el 96 por ciento del aerokerosene, el 66 por ciento del gasoil, el 19 por ciento del fuel oil, el 11,7 por ciento del gas natural y el 12 por ciento del gasto en gasoil.