Por sí solos, los datos del Censo Agrícola quinquenal que muestran una fuerte caída en el transcurso de la década de 2000 en el número de granjas estadounidenses que cultivan trigo no serían motivo de alarma.
Sumado a tantos otros datos preocupantes, las cifras publicadas en febrero merecen la atención de los ejecutivos de la industria.
Si bien ha habido un escrutinio considerable de la pérdida gradual de acres sembrados con trigo en los Estados Unidos durante los últimos 40 años, se ha prestado menos atención a la caída en el número de granjas de trigo, definidas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos como cualquier granja que produzca al menos 1.000 dólares en trigo al año.
Una vez más, los datos no son necesariamente tan significativos sin un contexto más amplio. El número de una amplia gama de tipos de granjas cayó drásticamente durante este período, incluidas las granjas lecheras que cayeron un 71% y las granjas de maíz que cayeron un 36% más modesto pero aún significativo entre 1997 y 2022.
Sin embargo, durante este mismo período, el tamaño de las granjas lecheras cayó bruscamente durante este período. El rebaño creció a pesar del menor número de explotaciones agrícolas, y la superficie dedicada al maíz aumentó más del 10% a 80,1 millones, desde 71,1 millones.
La superficie de trigo, por el contrario, cayó un 40% a 37 millones de acres desde más de 62 millones. Justin Gilpin, en su decimoquinto año como director ejecutivo de la Comisión de Trigo de Kansas, ha hecho sonar la alarma sobre esta tendencia.
En una reunión de distrito de la Asociación Internacional de Molineros Operativos a principios de este año, Gilpin destacó los datos de las granjas de trigo junto con la economía subyacente de la producción de trigo.
Mientras que el USDA estimó que el trigo generó a los agricultores un rendimiento neto de 184,64 dólares por acre en 2022, Gilpin, citando cifras del USDA, dijo que el maíz generó 651,07 dólares y la soja, 440,53 dólares.
Cuando la tierra es adecuada para la producción de maíz y soja, el trigo ha quedado relegado al papel de cultivo rotacional o de cobertura. En materia de oferta y demanda, las ramificaciones de la contracción de la economía del trigo en Estados Unidos se ven más claramente en los datos comerciales.
Las exportaciones de trigo en 2023-24 se proyectan en solo 710 millones de autobuses, un 6% menos que un total deprimido en 2022-23 y la cifra más pequeña desde 1971-72.
Desde el máximo de 1.770 millones de autobuses en 1981-82, las exportaciones se han desplomado un 60%. Incluso desde un promedio más reciente de 1.040 millones de autobuses entre 2000 y 2010, las exportaciones han bajado un 31%.
La participación estadounidense en el comercio mundial de trigo cayó al 9% en 2023 desde el 15% en 2016, el 26% en 2010 y el 48% en 1981. La participación de las exportaciones es aún menor cuando las importaciones de trigo se incluyen en la ecuación.
Las importaciones de trigo, una cifra insignificante durante la mayor parte del siglo XX, principalmente de Canadá, crecieron tras la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y han ido aumentando en los últimos dos años con el envío de trigo desde Europa a los molinos harineros estadounidenses en el este. Estados Unidos.
El USDA proyectó las importaciones en 2023-24 en abril en 140 millones de autobuses, un 46% más que los 96 millones de autobuses en 2021-22. El crecimiento de las importaciones ofrece otro dato significativo que destaca la menguante competitividad global del trigo estadounidense.
La geopolítica añade otra dimensión importante al panorama, dado el cambio radical en la composición de los principales exportadores mundiales de trigo. Rusia no sólo es ahora el mayor exportador mundial de trigo, sino que su ventaja sobre el segundo mayor exportador, la Unión Europea, se ha ampliado considerablemente.
Las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria mundial suscitadas por la clasificación de Rusia se ven exacerbadas por su guerra con Ucrania, otro importante exportador, y el estatus de Rusia como el país más sancionado del mundo, sujeto a más sanciones que los siguientes cinco países juntos: Irán, Siria y Corea del Norte. , Bielorrusia y Myanmar. Si bien es una cifra menor que en el pasado, la producción de trigo de Estados Unidos es actualmente un 61% mayor que el uso interno proyectado.
Estados Unidos no corre un peligro inminente de "quedarse sin trigo". Aún así, los molineros, panaderos, líderes políticos y el país en general tienen un gran interés en mantener una economía triguera saludable en Estados Unidos, una descripción que parece cada vez más exagerada después del último Censo Agrícola.
