La sequía que aún afecta a la región núcleo encontró un alivio temporal con las lluvias registradas en la noche de ayer, aunque solo para un radio de 80 kilómetros alrededor de Rosario. Las precipitaciones han brindado un respiro a algunos cultivos, pero el desafío de la falta de agua aún persiste, y el impacto en la producción agrícola es innegable.
La semana pasada, la Bolsa de Comercio de Rosario emitió un informe que alertaba sobre las pérdidas masivas en los cultivos de trigo debido a la insuficiencia de lluvias. Según ese informe, de un millón de hectáreas sembradas en la región, 400.000 hectáreas se encontraban en condiciones regulares, 100.000 en condiciones malas, y en algunas áreas se estaban viendo los primeros lotes pastoreados. Los pronósticos apuntaban a rendimientos bajos de 5 a 15 quintales por hectárea en las áreas más afectadas.
La gran incógnita era si la tan necesaria lluvia llegaría. La respuesta es que sí, aunque de manera parcial. Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, informó que las lluvias recientes beneficiaron principalmente a los alrededores de Rosario, en un radio de unos 80 kilómetros. Los acumulados varían, con lugares como Álvarez, Pujato, Santa Teresa y Bigand recibiendo cantidades significativas de agua, lo que da un impulso a los cultivos de trigo y brinda la posibilidad de aumentar la siembra temprana de maíz.
A pesar de este alivio para algunas áreas, la situación sigue siendo preocupante en gran parte de la región núcleo. Según los datos más recientes, aproximadamente la mitad de los cultivos de trigo en la región se encuentran en condiciones regulares o malas. En Carlos Pellegrini, un 10% de los lotes ya se han dado por perdidos, y los agricultores están utilizando los cultivos como forraje. En otras zonas, los trigos están sufriendo estrés hídrico grave, con hojas encartuchadas y una falta de profundización de las raíces.
En cuanto a los rendimientos, se estima que, en plena definición, los pisos de rinde podrían situarse en tan solo 5 quintales por hectárea. Las semanas sin lluvia han reducido drásticamente la formación de granos en muchos cultivos. En algunos lugares, ya se estiman rendimientos desde 5 a 20 quintales por hectárea, mientras que en áreas más favorecidas, como el sur santafesino y el noreste de Buenos Aires, los cultivos dependen cada vez más de las lluvias.
El desafío continúa también para la siembra de maíz temprano, con aproximadamente el 60% implantado y 540,000 hectáreas restantes. La falta de lluvias ha dificultado el progreso de la siembra, y el límite para completarla se acerca rápidamente a mediados de octubre. Algunas áreas han experimentado un freno en las labores debido a la falta de humedad en el suelo. Además, la falta de semilla con eventos específicos para lepidópteros (orugas) representa un problema en fechas tardías.
Cómo sigue el clima
Russo agregó que para inicios de la semana próxima "está la posibilidad de esperar otro evento parecido a lo que nos ha dejado las tormentas de ayer".