Ambos países han presentado proyectos de ley que buscan regular de manera estricta este emergente sector de proteínas alternativas. En este artículo, exploraremos las iniciativas de estos dos países y sus implicaciones en la industria alimentaria y económica.
Brasil: Protegiendo la ganadería nacional En Brasil, el diputado Tião Medeiros ha liderado un proyecto de ley que busca prohibir la investigación, producción, importación, exportación y comercialización privada de carne animal cultivada en laboratorios. La prohibición se extiende a cualquier producto alimenticio que contenga carne cultivada mediante técnicas de cultivo celular o sintético.
Este proyecto de ley contempla una serie de sanciones, que incluyen la cancelación de registros de empresas involucradas en este sector, la incautación y destrucción de productos, el embargo y cierre de establecimientos, la pérdida de incentivos fiscales y financieros, así como multas que oscilan entre R$1 millón y R$10 millones. Además, se propone agregar una pena de prisión de tres años a la ley brasileña de biotecnología para quienes investiguen o produzcan carne cultivada sin autorización.
El objetivo declarado de esta iniciativa es proteger la ganadería nacional, un sector clave que contribuye al 2% del PIB brasileño. A pesar de estas medidas restrictivas, el segmento de proteínas alternativas ha recibido inversiones millonarias en el país, incluyendo el anuncio de la construcción del JBS Biotech Innovation Center, el primer centro de investigación de proteínas cultivadas en Brasil por parte de JBS, líder mundial en proteínas animales.
Uruguay: Prohibición de cinco años y etiquetado riguroso En Uruguay, el senador y productor rural Sebastián Da Silva ha impulsado un proyecto que prohíbe la comercialización, importación y fabricación de carne elaborada en laboratorios durante cinco años. El proyecto establece que los alimentos de origen vegetal que se envasen sin la presencia del cliente deben llevar etiquetas en su cara frontal indicando su origen vegetal, especialmente si utilizan nombres asociados a productos de origen animal.
Esta prohibición no afectará la importación o fabricación con fines de investigación científica o académica. Además, el proyecto establece la creación de una comisión de seguimiento de la tecnología de producción de alimentos basados en cultivos de células de origen animal en laboratorios.
Desacuerdo y defensa de la proteína natural: Ambos proyectos han generado controversia. En el caso de Uruguay, el director de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Carlos Rydström, se manifestó en contra de la prohibición, argumentando que la mejor manera de proteger los intereses del país es brindar más información y libertad al consumidor en lugar de recurrir a la prohibición.
Estos proyectos de ley representan la creciente preocupación en América del Sur sobre la regulación y la dirección que debe tomar la industria de la carne de laboratorio en la región. A medida que avanzan en sus respectivos congresos, la discusión sobre el futuro de esta tecnología y su impacto en la industria alimentaria continúa.