Sin el restablecimiento del registro promedio de las precipitaciones en este momento del verano, todavía con la presencia de "olas de calor" y con inesperadas sorpresas en el estado del tiempo, como las heladas muy tempranas que afectaron a algunas regiones, la soja y el maíz avanzan contra viento y marea. No solo los cultivos intentan progresar en su crecimiento y desarrollo, también las enfermedades y las plagas están buscando adaptarse a estos vaivenes del estado del tiempo.
En este sentido, las señales que brinda el lote son fundamentales para entender su dinámica y cambios rápidos. Y, para esto, nada más efectivo que el monitoreo y el seguimiento constante.
Matías Moreno, Product Manager de fungicidas e insecticidas de FMC para Cono Sur, está mirando el mapa de las adversidades sanitarias que afecta a la soja y el maíz muy estratégicamente, ya que cuesta establecer patrones comunes en el comportamiento biológico de las diferentes plagas por zonas o regiones.
"El hecho de que los cultivos, en líneas generales, no estén en su mejor condición no quiere decir que no sea importante seguir la defensa del rendimiento. Las plantas siguen estando en el campo, hay pocos kilos alcanzables y hay que mantener su defensa", reconoce el agrónomo, apoyado en el contacto y las conversaciones constantes que está teniendo con los principales expertos referentes del país en el manejo sanitario.
Según el Ing. Moreno, actualmente, es muy poco probable conseguir rendimientos alcanzables de 35 a 40 quintales por hectárea de soja, por tanto, perder cierto porcentaje del rinde, cuando lo alcanzable será menor, tiene un mayor impacto. Por ello, ante un mapa heterogéneo de plagas, por un lado, y de rendimientos, por otro, lo más importante es el monitoreo.
Considerando la importancia del seguimiento, el asesor técnico aconseja prestar mucha atención de lo que está pasando en el lote a la dinámica de ciertas "plagas indicadoras
Al respecto, el Ing. Moreno se refiere a tres grandes grupos de especies: en el caso de la soja, oruga bolillera y medidora son los insectos a revisar en la mayoría de los casos. Por el lado del maíz, el gusano cogollero es el de mayor incidencia y, finalmente, se debe observar un tercer grupo de plagas de con trips, arañuelas y pulgón amarillo del sorgo.
Para cada caso, brinda una recomendación puntual de tratamiento químico. "En el caso de las orugas de la soja y maíz, nuestra referencia es el insecticida más vendido del mundo: Coragen. Se trata de un producto de alta calidad, poder volteo y con alta persistencia en el control de larvas", especifica.
En los casos en los que todavía hay presencia de arañuelas y trips, la recomendación es Talstar Extra, mientras que, para el tratamiento contra pulgón amarillo del sorgo, que se encuentra muy generalizado en todas las regiones sembradas con el cereal, la aplicación de Rogor Plus es una fórmula muy estabilizada y con eficaz control, a base de dimetoato.
Panorama de plagas
FMC presentó su último informe de plagas en el cual describe, muy exhaustivamente, en colaboración con expertos como Daniel Igarzábal, Laura Britos y Roberto Peralta (integrantes del equipo técnico de Halcón Monitoreos), el estado de situación de las plagas en diversas zonas del país.
Una breve reseña de lo que dice este trabajo indica que, para el caso de Córdoba, orugas bolillera, medidora, en soja, y cogollero de maíz, predominan en sus
apariciones, aunque la presión vigente de estos insectos todavía no insta a realizar tratamientos químicos.
Según el informe, la presión de oruga bolillera es mucho más alta hacia la zona núcleo, exceptuando oeste de Buenos Aires y norte de La Pampa. En este caso, hay que intensificar el monitoreo ya que la soja se encuentra en estado reproductivo. También en esta zona hay un crecimiento acelerado de las poblaciones de pulgón amarillo del sorgo y mayores ataques de gusano cogollero en maíz.
Por su parte, la presión de oruga medidora comienza a crecer en áreas de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. En Santiago del Estero, para este insecto, ya se están realizando tratamientos por altas poblaciones focalizadas. Para todo el centro de Santa Fe y Entre Ríos, los mayores inconvenientes son las arañuelas y los trips. Finalmente, en el NEA, hay una mayor diversidad de especies defoliadoras, picudos y también trips y arañuelas.