Mala noticia para los productores agrícolas: La Unión no pospondrá la implementación de su nueva normativa antideforestación, a pesar de las intensas presiones por parte de países exportadores como Brasil. Esta decisión, que se aplicará a partir del 30 de diciembre de este año, podría provocar un enfrentamiento comercial internacional en 2025, cuando los efectos reales comiencen a sentirse en el mercado global.
Durante una reciente reunión del Comité de Agricultura de la OMC, la UE fue objeto de numerosas críticas por parte de los países afectados, quienes argumentan que la legislación, conocida como el Reglamento de Deforestación de la UE (EUDR), impondrá graves restricciones al comercio de productos clave como la carne de vacuno, soja, café, cacao, madera y aceite de palma. Sin embargo, la UE defendió firmemente su postura, subrayando que cualquier retraso requeriría cambios legislativos significativos, algo que no está dispuesto a hacer.
Los objetivos ambientales vs. las presiones comerciales
El reglamento, que busca combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, exigirá que los productos importados a la UE no provengan de áreas deforestadas después de diciembre de 2020. Para asegurar el cumplimiento, los operadores deberán rastrear el origen de sus productos mediante geolocalización, proporcionando así garantías sobre la cadena de suministro. Este aspecto es particularmente sensible, ya que afecta a países como Brasil, que exporta más del 30% de estos productos a la UE.
Brasil, junto con otras naciones productoras, como Argentina, Indonesia, Paraguay y Colombia, ha manifestado preocupación sobre los impactos económicos y comerciales de esta normativa. Durante las reuniones de la OMC, los representantes de estos países insistieron en que la ley podría ser percibida como una medida proteccionista disfrazada de preocupación ambiental.
Repercusiones comerciales
Se espera que la ley cause un impacto significativo en el comercio mundial a partir de 2025, cuando los efectos acumulados de las restricciones comiencen a afectar a las exportaciones de países como Brasil. Las pérdidas económicas podrían ser significativas, afectando no solo a las grandes corporaciones, sino también a los pequeños agricultores que dependen de estos mercados para su sustento.
La posición de la UE ha generado inquietud incluso dentro de la propia OMC, donde la directora general, Ngozi Okonjo-Iweala, pidió a la UE reconsiderar su postura. Sin embargo, el bloque europeo mantiene que su normativa está alineada con los compromisos internacionales, incluidos los acuerdos de la OMC, y que es esencial para cumplir sus objetivos climáticos.
Tensión diplomática creciente
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, también ha expresado su descontento y ha advertido que el conflicto podría escalar. Durante su reciente participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Lula mencionó que instaría a los líderes europeos a reconsiderar la medida. Sin embargo, el anuncio de la UE en la OMC sugiere que la presión diplomática no ha logrado cambiar la postura europea.
Se espera que este conflicto continúe escalando en los próximos meses, y algunos analistas no descartan la posibilidad de que los países productores abran disputas comerciales contra la UE. Incluso se ha planteado la posibilidad de represalias comerciales si la ley no se modifica o flexibiliza.
En conclusión, la normativa de la UE contra la deforestación, diseñada para frenar el cambio climático y proteger la biodiversidad, amenaza con desencadenar un nuevo capítulo en las tensiones comerciales globales. Los países productores de materias primas clave están preparando sus estrategias mientras el reloj avanza hacia la entrada en vigor de una de las leyes más controvertidas del comercio internacional reciente.
(EUDR)