Los expertos advierten sobre diversos factores que están afectando su competitividad y posición en el mercado.
La soja argentina ha estado enviando señales de advertencia durante algún tiempo, indicando que las cosas no van bien. Aunque se ha considerado que esta oleaginosa puede ser utilizada para resolver numerosos problemas económicos y políticos del país, su capacidad de resistencia está demostrando tener límites. Esta situación no se debe únicamente a la sequía que ha afectado la actual campaña, ya que se espera una cosecha de solo 20 millones de toneladas en comparación con las más de 43 millones del ciclo anterior.
Existen claras señales de estancamiento en la industria de la soja, la cual ha sido durante mucho tiempo el principal generador de divisas por exportaciones para Argentina. Aunque el sector agroindustrial reconoce la importancia de esta oleaginosa, el resto del establecimiento económico y político la ve como un recurso natural inagotable, ignorando los avances científicos en agronomía, biología y tecnología de la información.
En un Zoom organizado por la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), Francisco García Mansilla, gerente de Originación de Viterra, expuso un escenario preocupante. Destacó que Argentina está quedándose rezagada en comparación con Brasil, que aumenta su producción en 10 millones de toneladas cada año. Además, la Argentina ha perdido aproximadamente un 20% de participación en el mercado internacional de harina de soja en los últimos 15 años, pasando del 55/58% al 35/40% de market share.
En términos de molienda, Brasil y Estados Unidos han alcanzado volúmenes similares a los de Argentina, y sus márgenes tienden a ser mejores debido a una mayor capacidad competitiva en aceite y harina de soja. Respecto al contenido proteico, la Argentina se ha vuelto más costosa en comparación con Brasil y Estados Unidos, lo cual es un factor importante para los compradores que necesitan soja para la producción de carne.
Además de los desafíos en el ámbito productivo, también se han destacado problemas en la logística, como retrasos en rutas, accesos ferroviarios y puertos. La mayoría de las exportaciones de soja se realizan a través de puertos fluviales en Rosario, donde los buques se cargan con un promedio de 45,000 a 52,000 toneladas, mientras que en los puertos brasileños se cargan alrededor de 70,000 toneladas.
La industria de la soja argentina también debe enfrentar nuevos desafíos ambientales, como la demanda de la Unión Europea de adquirir soja libre de deforestación a partir de 2025. Sin embargo, se considera que Argentina tiene la oportunidad de posicionarse en términos de trazabilidad y sostenibilidad, demostrando que la huella de carbono es más baja en comparación con otros países.
Además de los desafíos mencionados, también se ha destacado la carga tributaria sobre la soja, con derechos de exportación más altos que en otros cultivos. La intervención del gobierno en los precios, como los recientes programas de dólar soja, ha generado distorsiones en el mercado.
En conclusión, más allá de los vaivenes de los precios, es crucial prestar atención a la preocupante situación de la soja argentina en el panorama internacional. Se requiere una acción concertada para abordar los desafíos en términos de competitividad, logística, proteína y sustentabilidad, a fin de mantener el protagonismo y la posición de liderazgo en el mercado global.