El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, encendió el debate con sus declaraciones sobre el rol del campo en la economía nacional, afirmando que "el campo no tiene por qué subsidiar al conurbano bonaerense". Esta postura provocó reacciones inmediatas, entre ellas la de Omar Príncipe, presidente de Bases Federadas, quien enfatizó la histórica disminución de productores agropecuarios en el país como una de las mayores deudas de la democracia.
Príncipe destacó que el éxodo de agricultores y el despoblamiento rural no son fenómenos recientes, sino el resultado de décadas de políticas públicas desarticuladas. "Hace 41 años que estamos en democracia, y una de las grandes deudas es con los productores agropecuarios, especialmente los pequeños y medianos. En Santa Fe, hemos perdido el 48% de los agricultores en los últimos 30 años", expresó.
En 1988, había aproximadamente 425.000 productores en todo el país, pero el último censo agropecuario muestra que esa cifra ha caído a 220.000, una pérdida del 43%. En Santa Fe, la situación es aún más grave, con casi la mitad de los productores fuera del sistema. Príncipe explicó que este fenómeno está relacionado con la creciente financierización de la actividad agropecuaria, donde los pequeños productores no pueden competir con los grandes capitales que pagan alquileres exorbitantes, muchas veces en quintales de granos.
El modelo productivo bajo presión
El presidente de Bases Federadas cuestionó el modelo productivo actual, señalando que ha dejado de ser rentable para los pequeños productores. "El negocio dejó de ser productivo para convertirse en financiero. Esto desplaza a los pequeños agricultores, quienes no pueden pagar alquileres ni sostener sus tierras, muchas veces heredadas y trabajadas por generaciones", agregó.
Príncipe llamó al gobierno de Santa Fe a liderar políticas públicas que reviertan esta tendencia, promoviendo un modelo productivo con valor agregado en origen. "No se trata solo de eliminar retenciones. Necesitamos financiamiento, un Estado presente y una planificación que priorice a los pequeños y medianos productores, quienes invierten todo su capital en sus provincias", sostuvo.
Además, el líder gremial advirtió sobre los riesgos de acuerdos internacionales que podrían afectar aún más al sector, como los pactos comerciales con la Unión Europea. "Debemos proteger a los productores nacionales y garantizar que las políticas agropecuarias no contribuyan al despoblamiento rural ni a la concentración económica", concluyó.
Un llamado a la acción
El campo, que históricamente ha sido un motor de desarrollo para el país, enfrenta desafíos estructurales que requieren atención urgente. Las palabras de Príncipe resuenan como un llamado a repensar el modelo agropecuario argentino, priorizando a quienes sostienen el desarrollo local y fomentan el arraigo en las comunidades rurales. La pregunta clave es: ¿está la dirigencia política dispuesta a tomar medidas para frenar esta alarmante pérdida de productores?