La incertidumbre sobre el fenómeno de La Niña para 2024/2025 sigue dividiendo a los expertos, mientras que las señales de un calentamiento del Océano Pacífico reavivan el debate sobre la consolidación del fenómeno. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) ha reafirmado su postura, destacando el inicio de La Niña en enero, mientras que la Oficina de Meteorología de Australia (BoM) mantiene su clasificación del fenómeno como neutral, sin un claro acoplamiento entre el océano y la atmósfera.
Anomalía de la temperatura superficial del mar observada durante las últimas 4 semanas (entre el 19 de enero y el 15 de febrero), destacando el enfriamiento del Océano Pacífico tropical central (en azul) y el calentamiento del sector oriental (en naranja). Fuente: CPC/NOAA.
Según el boletín mensual de la NOAA, publicado el 13 de febrero, el fenómeno de La Niña sigue siendo visible, con condiciones débiles persistiendo en enero. Sin embargo, se observa una posible transición hacia la neutralidad en los próximos meses. La NOAA sostiene que los patrones atmosféricos y los vientos alisios están en línea con un fenómeno de La Niña débil, mientras que la BoM destaca la falta de una respuesta atmosférica sostenida a las anomalías de temperatura superficial del mar (TSM), lo que genera dudas sobre su consolidación.
Our latest ENSO blog post is out! Weak La Niña conditions continued in January, but a transition to ENSO-neutral in the near future is likely. https://t.co/KyovfGwkgp pic.twitter.com/nioc6leIOz
— NOAA Climate.gov (@NOAAClimate) February 13, 2025
Una de las principales señales que generan incertidumbre es el calentamiento observado en el Pacífico oriental, particularmente cerca de la costa de Perú. En el último boletín de la NOAA, se destaca que las aguas en esta zona están cerca de 1°C más cálidas de lo normal, lo que podría ser un indicio de la formación de un fenómeno de El Niño costero. Esta anomalía de temperatura es motivo de preocupación, ya que puede alterar las proyecciones para La Niña y complicar aún más las predicciones climáticas para 2024.
Aunque La Niña requiere la persistencia de anomalías de TSM durante varios meses, las probabilidades de la NOAA indican que hay un 41% de posibilidades de que la transición a la neutralidad se produzca entre febrero y abril, y un 66% de que ocurra entre marzo y mayo, lo que caracteriza a un fenómeno de corta duración -o inexistente-. Fuente: CPC/NOAA.
El contexto del calentamiento global también influye en el debate sobre La Niña y El Niño. Los recientes récords de temperatura global, como el 2023 y el inicio de 2024, han puesto en duda cómo los ciclos oceánicos y atmosféricos están respondiendo al cambio climático. La NOAA ha comenzado a evaluar el "índice Niño-3.4 relativo", una medida que intenta aislar las condiciones específicas de La Niña sin la interferencia del calentamiento global generalizado.
Regiones de monitoreo de ENSO (arriba, izquierda), evolución de las anomalías de TSM en las regiones de monitoreo (panel inferior, izquierda) y evolución semanal de las anomalías de TSM en el Pacífico tropical (derecha), con las semanas centradas en las fechas indicadas. Fuente: CPC/NOAA.
Este escenario refuerza la idea de que los fenómenos de La Niña podrían volverse menos fríos y los de El Niño más intensos, lo que lleva a los científicos a considerar una posible reevaluación de los criterios tradicionales para clasificar estos fenómenos. La incertidumbre actual nos recuerda que los patrones climáticos globales están cambiando, y la comprensión completa de estos fenómenos podría llevar años.
El gráfico superior muestra cómo han cambiado con el tiempo las temperaturas de la superficie del mar (TSM) en la región Niño-3.4 del Pacífico tropical en todos los eventos de La Niña desde 1950 (representados por las líneas grises) y en el evento de La Niña de 2024 (representado por la línea negra), utilizando el índice relativo, que considera el calentamiento de los océanos a lo largo del tiempo. Fuente: NOAA Climate.gov.
Aunque aún falta tiempo para comprender cómo se desarrollará el fenómeno de La Niña en 2024/2025, es evidente que los patrones climáticos están evolucionando, y los científicos se ven obligados a adaptarse a nuevas realidades. Las diferencias en las evaluaciones entre centros de monitoreo y el calentamiento del Pacífico oriental resaltan la necesidad urgente de revisar las definiciones y métodos tradicionales para estudiar el ENSO y su relación con el cambio climático.