La sequía devastadora ha llevado a que los embalses de la nación se estén secando, comprometiendo gravemente el acceso al vital líquido.
El embalse de Cogotí en la región de Coquimbo, al norte de Chile, destaca por su dramática situación. Este embalse, con una capacidad de 150 millones de metros cúbicos, se encuentra totalmente agotado al cierre del verano del hemisferio sur. Heriberto Pérez, residente local y ganadero de la región, expresó su preocupación: "La situación del agua es crítica, espero que Dios se acuerde de los pobres del campo y de los agricultores. Todos somos seres humanos y necesitamos un poco de agua, ¿no?"
La sequía ha tenido un impacto profundo en casi todos los aspectos de la vida en Chile, país conocido por su rica producción de cobre. Desde la producción minera hasta el mantenimiento de las áreas verdes de la capital, todo se ha visto afectado. El Instituto de Recursos Mundiales ha clasificado a Chile entre los países con mayor estrés hídrico a nivel mundial, anticipando una posible escasez completa de agua para 2040.
Aunque las lluvias del último invierno lograron reponer algunos embalses en el centro y sur del país, el norte permaneció seco, agotando aún más los recursos hídricos de la región. René Carvajal, presidente de un comité local de agua potable rural en Coquimbo, comenta sobre la grave falta de precipitaciones: "En nuestra zona no ha llovido, son años de muy poca lluvia. Podríamos emigrar, pero nos encontraríamos con la misma situación hídrica. La falta de agua es un problema aquí y en toda la región."
Este panorama dibuja un futuro incierto para Chile, donde la escasez de agua no solo amenaza la sustentabilidad de sus comunidades y economía, sino también plantea serios desafíos para la supervivencia de su población y la conservación de su biodiversidad.