Ante esta situación crítica, todas las miradas se dirigen al campo. Se plantea la posibilidad de implementar un dólar diferenciado para el maíz o la soja, o incluso una combinación de ambos. El futuro es incierto y la historia está lejos de tener un desenlace claro.
La inflación anualizada en Argentina es escandalosa, lo que ha llevado al ministro Massa a buscar desesperadamente evitar una nueva escalada del dólar que pueda agravar aún más la crisis económica. También es crucial para su nuevo espacio político, que busca distanciarse del gobierno al que claramente pertenece pero que ha demostrado ser un fracaso.
A pesar de que el Banco Central logró detener temporariamente las ventas de dólares gracias a una liquidación de divisas proveniente de un acuerdo entre una petrolera y el gobierno, la situación sigue siendo crítica. El Banco Central acumula un déficit de más de USD 2.200 millones en lo que va del año y se rumorea que ya no cuenta con suficientes reservas propias de dólares.
El gobierno ha optado por mantener una paridad cambiaria ficticia a toda costa, pero cada vez más operadores cuestionan la capacidad del Banco Central para mantener esta idea. Se especula que se están utilizando encajes bancarios, bonos del Tesoro de Estados Unidos y dólares provenientes de un swap entre Argentina y un banco suizo. La pregunta es hasta qué punto el Banco Central tiene recursos para defender esta idea que tanto le ha costado al país.
El problema radica en que, a excepción de algunas excepciones, no parece haber una entrada significativa de nuevos dólares hacia las reservas del Banco Central. Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mostrado resistencia a proporcionar más divisas a un gobierno que las vende a precios muy bajos en un mercado de fantasía. Esto sucede pocos días antes de un vencimiento por USD 2.700 millones.
Mientras tanto, preocupa la brecha entre el tipo de cambio contado con liquidación (CCL) y el tipo de cambio MEP, que se encuentra 3 puntos por encima de lo habitual. Esto indica que hay personas dispuestas a pagar más para sacar dólares del país, lo cual refleja incertidumbre y temor hacia el futuro. En este contexto, abundan las medidas defensivas en el mercado y se espera que el CCL siga al alza. El dólar informal (blue) fluctúa pero se mantiene firme, debido tanto a la incompetencia del gobierno como a la falta de definiciones por parte de la oposición.
Los analistas se muestran escépticos sobre las posibilidades de que el Banco Central mejore su posición de reservas a corto plazo. El dólar soja ha perdido su atractivo y se requeriría una paridad muy atractiva para reactivarlo. Sin este recurso, el Banco Central se sumerge inevitablemente en una serie de ventas que agotan el poco oxígeno que le queda.
La paradoja es que un espacio político que ha menospreciado al sector agrícola ha encontrado en él su último recurso para llegar a la primera etapa: la nominación de candidatos. Es probable que el campo siga siendo vital para acceder a las próximas etapas, como las elecciones primarias, la elección de octubre y un posible balotaje en caso de que el oficialismo logre llegar a esa instancia. Massa avanza paso a paso, como mencionó un famoso director técnico de fútbol en el pasado. Se aferra a medidas temporales sin abordar de manera efectiva los problemas de fondo.
De manera indirecta o mediante eufemismos, varios funcionarios del gobierno han señalado que "este problema se resolverá una vez que pase la sequía". En pocas palabras, no tienen idea de cómo salir de esta situación, salvo recurriendo una vez más al campo. Sin embargo, la solución a la sequía no es algo que la naturaleza pueda ofrecer a corto plazo, y Massa no puede permitirse esperar.
Si el campo no le tiende una mano de ayuda, ¿quién lo hará entonces? Según el analista Dante Romano, con la comercialización de la soja prácticamente detenida, se espera que avance la comercialización de maíz. No se considera probable un nuevo programa que involucre a la soja en el corto plazo, ya que la cosecha de la oleaginosa ha sido mucho más baja de lo esperado inicialmente.
La comercialización de la soja se encuentra por encima del promedio en comparación con años anteriores. Esto lleva a Romano a pensar que no habrá un nuevo dólar soja por el momento. Sin embargo, considera que la idea podría ser más efectiva en el caso del maíz, ya que las ventas de este cereal están muy retrasadas. Esto permitiría captar un volumen significativo de divisas, aunque el precio más bajo del maíz reduciría la recaudación a aproximadamente USD 2.000 millones. En cualquier caso, este gobierno no puede permitirse despreciar ninguna opción.
Es imposible predecir qué hará el ministro de Economía para mantenerse a flote, pero la especulación en el mercado sugiere que se espera algo. La brecha entre el precio futuro del dólar en diciembre y el precio actual indica que el mercado sospecha que se están considerando nuevas medidas, aunque la brecha se haya reducido.
Cuando se le preguntó a un funcionario cercano al Ministerio de Economía sobre la posibilidad de un dólar maíz, no descartó el tema y mencionó que se evaluará una vez concluida la cosecha. Este mismo funcionario reconoció que la fuente principal de dólares en la actualidad es el campo, y no hay manera de disfrazar ese hecho. Aunque habilidosamente trató de presentarlo como una ayuda del gobierno a los productores, en realidad está claro que su único interés es salvarse del naufragio inminente.
Por otro lado, un exfuncionario del sector agrícola calcula que establecer un dólar maíz sobre las 5 millones de toneladas que están por fijarse en instalaciones de los exportadores podría generar ingresos significativos, minimizando el impacto en el mercado interno. Sin embargo, también existe el riesgo de dañar gravemente las actividades ganaderas que dependen del maíz como insumo clave, así como de afectar el bolsillo de los consumidores.
No se puede descartar la posibilidad de un dólar maíz y también un nuevo dólar soja, que se estima debería tener una paridad superior a los $340. "Todo es posible", respondió alguien cercano a los círculos gubernamentales, y es probablemente cierto.
Mientras se toman estas decisiones, la discrepancia entre los precios del mercado de Chicago y el mercado local crea una brecha cada vez mayor. El precio del cereal ha experimentado una tendencia alcista en los Estados Unidos, pero aquí en Argentina parece que nadie se ha enterado de lo que está sucediendo en la Ciudad de los Vientos. Las exportaciones están estancadas y los productores se enfrentan a una paridad cambiaria ridícula. Los mercados están rotos debido al intervencionismo.
En mayo, un operador afirmaba: "En junio algo sucederá con el campo". Y podría ser cierto. No hay otro actor que pueda aportar dólares a un gobierno en retirada que no quiere hundirse antes de tiempo. Todas las opciones están sobre la mesa, pero de una forma u otra, todas involucran al sector agrícola.