El viernes 31 de mayo se llevó a cabo el Taller de Expertos del proyecto InBioAgro en la sede de CREA.
Con una modalidad híbrida, participaron del mismo científicos, técnicos de campo, técnicos de laboratorio y tesistas de las diversas instituciones que forman parte del proyecto: el Área Ambiente de CREA, el Instituto de Ecología Regional (IER) - CONICET, el Instituto de Recursos Biológicos (IRB - INTA Castelar), la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) y el Instituto de Matemática Aplicada de San Luis "Profesor Ezio Marchi" (IMASL) - CONICET.
El encuentro es parte del plan de implementación del proyecto InBioAgro y tuvo como propósito central compartir los objetivos y avances, evaluar los productos generados y discutir y enriquecer las líneas de trabajo de cara al futuro.
"La sigla InBioAgro refiere a ‘Indicadores para la conservación de la Biodiversidad en Agroecosistemas'. Contar con índices que nos permitan evaluar la biodiversidad en campos de productores CREA fue nuestro objetivo inicial allá por 2021. Pronto nos dimos cuenta de que ese no era el camino y decidimos empezar a trabajar en conjunto -productores y expertos- a través de la modalidad de talleres", explicó Federico Fritz, coordinador de dicho proyecto.
A partir de ese momento, los objetivos que se plantearon fueron: desarrollar una metodología para gestionar la biodiversidad en establecimientos CREA, la cual ya se está llevando a cabo; definir y evaluar los espacios de conservación presentes en cada establecimiento que hoy participa como sitio piloto, e identificar y desarrollar posibles mejoras o prácticas de manejo que impacten de manera positiva en la biodiversidad, con posibilidad de evaluarlas través de indicadores.
"En el área, tenemos el programa Gestión Ambiental CREA, que comprende un set de indicadores y herramientas que nos permiten evaluar la dimensión ambiental de la producción. Nos faltaba desarrollar un conjunto de indicadores de biodiversidad más robustos, y por eso también el empuje del proyecto", subrayó.
Desde 2021 hasta la fecha se realizaron tres talleres a campo y se trabajó en el desarrollo de dos protocolos, uno para la Región Chaqueña y otro para la Región Pampeana, que se llevaron a la práctica a través de monitoreos. "En la Región Chaqueña se hicieron dos temporadas de monitoreo, mientras que en la Región Pampeana se realizó el primero antes del verano. Ya se enviaron informes preliminares a casi todos los establecimientos CREA participantes y llegamos a este taller con la idea, justamente, de evaluar el diseño y funcionamiento de estos protocolos para pensar en los informes finales", indicó.
Actualmente, participan de InBioAgro 27 establecimientos piloto, 15 de la región Pampeana y 12 de la Chaqueña.
Protocolos
Mayra Varela, analista de Implementación de InBioAgro, junto con Romina Suárez, responsable del área de Ecología y Gestión Ambiental de la Biodiversidad del IRB - INTA, fueron las encargadas de exponer los protocolos en la primera parte del taller.
"Sabemos que la biodiversidad desempeña un papel fundamental en la estabilidad y salud de los ecosistemas, por lo que monitorearla resulta relevante en la gestión ambiental de las empresas. Para ello, se diseñó una metodología estandarizada que pueda aplicarse en diferentes sitios, bajo diversas circunstancias y condiciones locales, que permita generar información confiable y también elaborar una línea de base para conocer cuál es la biodiversidad presente en el establecimiento y cuánta aportan los espacios de conservación que no están bajo uso productivo", explicó Mayra, a cargo de presentar el protocolo de la Región Chaqueña.
En dicho protocolo, los grupos seleccionados para el relevamiento fueron insectos polinizadores, meso y macrofauna de suelo, aves, mamíferos medianos y grandes, vegetación leñosa y suelo. La selección de los sitios a monitorear dentro de los establecimientos, por su parte, se basó en el uso del suelo: áreas naturales (bosques u otros remanentes), áreas de pasturas, áreas de cultivo y áreas abiertas.
A continuación, Romina expuso el protocolo de la Región Pampeana, al cual acompañó en todo su proceso. En su caso, los grupos seleccionados fueron: insectos polinizadores, meso y macrofauna de suelo, aves, anfibios, vegetación herbácea y suelo.
"A diferencia del protocolo de región Chaqueña y en línea con un trabajo que vienen desarrollando desde el INTA, en la pampeana se focalizaron en estudiar qué pasa con los distintos elementos presentes en el agroecosistema agropecuario, que nosotros llamamos 'de conservación o con potencial de conservación'. Por eso, se definieron espacios como elementos areales (pastizales, bajos, etc.), elementos lineales (cortinas, bordes de caminos, vías vegetadas, etc.) y elementos puntuales (molinos, parches de montes, casco rural, etc.)", describió Romina.
Tras realizar un análisis comparativo, se procedió a efectuar un trabajo en grupos en el que la propuesta fue analizar los protocolos mediante la metodología FODA.
Monitoreo y análisis de datos
La segunda y última parte del taller se centró en el análisis de los datos generados, ya que es mucha y muy valiosa la información que se desprende de los monitoreos. "Esta información es útil tanto para los productores como para generar publicaciones científicas, por eso hoy quiero contarles qué estamos pensando, para ver si entre todos podemos generar alianzas para colaborar en el análisis de estos datos", indicó la Dra. Cecilia Casas, de la FAUBA, al inicio de su presentación.
En su caso, un grupo de 11 investigadores -docentes y estudiantes de grado- se encuentran analizando la meso y macrofauna del suelo en los espacios de conservación y en los espacios agrícolas, ya que éstos son actores fundamentales en el ciclo de la materia orgánica.
Por último, fue el turno del Dr. Facundo Gandoy y la Dra. Giselle Mangini del IER - CONICET, quienes mostraron algunos análisis preliminares de la diversidad de aves que encontraron en los campos pilotos de la región del Chaco Seco.