En el comienzo de 2024, el sector agropecuario se destaca como el principal motor de la economía, logrando un crecimiento del 11,1% y marcando la diferencia en un panorama económico generalmente desfavorable. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), este avance contrasta significativamente con la caída general del 4,3% en la actividad económica, evidenciando el papel crucial de la agricultura y ganadería en sostener y promover la recuperación económica del país.
En medio de una economía que lucha por encontrar su camino hacia la recuperación, el campo emerge como el salvavidas, no solo evitando una disminución más pronunciada de la actividad económica sino también demostrando ser el sector de mayor incidencia positiva. Este rendimiento se traduce en el cuarto mes consecutivo de recuperación para el sector agropecuario, tras superar una larga secuencia de 19 meses de resultados negativos que se extendió desde marzo de 2022 hasta septiembre de 2023.
Este cambio de tendencia se vincula estrechamente con el inicio de la cosecha de trigo en octubre, que, pese a no alcanzar récords históricos, mostró una notable mejora respecto al año anterior, severamente impactado por la sequía. Este período adverso estuvo marcado por el fenómeno La Niña y resultó en un desastre productivo para el ciclo 2022/23.
Los desafíos climáticos, como la ola de calor en enero y el impacto de la chicharrita del maíz, no han impedido que el sector mantenga un horizonte de crecimiento. Esto se ve reflejado en las estadísticas del INDEC, que anticipan una continuación de la recuperación en los próximos meses, especialmente con el avance de la cosecha gruesa.
En resumen, el sector agropecuario no solo ha conseguido revertir una tendencia negativa de casi dos años sino que también se proyecta como el pilar sobre el cual se podría edificar la ansiada recuperación económica del país, aportando una nota positiva en un contexto económico globalmente retador.