La confirmación de una producción récord de soja en Estados Unidos ha provocado un fuerte derrumbe en los precios de este commodity, afectando severamente las economías de estos países.
El informe del USDA reveló que la campaña agrícola en Estados Unidos ha sido excepcional en términos climáticos, lo que ha favorecido un rendimiento que podría alcanzar niveles históricos. Este anuncio provocó una caída en los precios de la soja en el mercado de Chicago, donde el contrato de septiembre perforó el piso de los US$360 por tonelada, registrando los niveles más bajos desde septiembre de 2020.
Este desplome se suma a una serie de factores que ya venían presionando a la baja los precios de la soja, como la desaceleración de la economía china, los altos stocks y las perspectivas de una buena producción. Todo esto coloca a los exportadores latinoamericanos en una encrucijada, enfrentando una mejora en la oferta por parte de Estados Unidos y un deterioro en la demanda por parte de China.
La soja, que llegó a alcanzar un máximo de US$650 en 2012, ahora enfrenta un escenario de precios en descenso, lo que representa un desafío significativo para las economías de la región que dependen de este commodity. Según un informe de la consultora argentina Delphos Investment, la relación stock/consumo de la soja sigue empeorando, lo que continúa presionando los precios a la baja.
La situación se ha agravado aún más en las primeras horas del martes 13 de agosto, con los futuros de septiembre cotizando a US$350 por tonelada métrica. Este contexto plantea serios desafíos para los principales exportadores de soja del mundo, particularmente para Brasil, que lidera las exportaciones mundiales con el 57,6% del total, y para Argentina, que aporta el 1,1%.
El escenario actual pone en alerta a los productores y gobiernos de la región, quienes deberán enfrentar las consecuencias de este nuevo panorama de precios internacionales de la soja.