El huracán Helene ha dejado un rastro de devastación en el sureste de Estados Unidos, poniendo en peligro vastas extensiones de tierras agrícolas en un momento crítico para la cosecha de otoño. Con vientos de hasta 140 mph, Helene se convirtió en la primera tormenta de categoría 4 en golpear la región de Big Bend, Florida, desde 1851, y aunque se ha debilitado a tormenta tropical, sus efectos siguen causando estragos.
Los agricultores de Georgia enfrentan grandes desafíos, especialmente en la producción de nueces pecanas, donde la cosecha de $400 millones anuales se encuentra en la trayectoria directa de la tormenta. La cosecha de algodón también se ve amenazada, con el 68% de las cápsulas ya abiertas y vulnerables a la destrucción por los fuertes vientos y lluvias. Además, la cosecha de maní, que ya sufría por la sequía, podría ser aún más afectada por las inundaciones y la propagación de enfermedades.
La situación es crítica y las autoridades temen que las pérdidas en cultivos y equipos agrícolas sean devastadoras para la economía agrícola de la región. Mientras los esfuerzos de rescate y recuperación continúan, se espera que los daños completos se hagan evidentes en los próximos días, afectando a miles de familias y comunidades rurales.
El futuro de las cosechas en el sureste pende de un hilo, y los agricultores están haciendo todo lo posible para mitigar los daños en sus tierras. Helene no solo ha golpeado la tierra, sino también el corazón de la agricultura en Estados Unidos.