Este evento, ocurrido el viernes por la noche, plantea serias preocupaciones sobre una potencial catástrofe medioambiental, dada la carga del barco que superaba las 41.000 toneladas de fertilizante.
Los hutíes, que han asumido la responsabilidad de varios ataques a barcos comerciales en la región, afirman actuar en solidaridad con los palestinos en Gaza. El Rubymar, un carguero con bandera de Belice y propiedad del Reino Unido, ya había sido identificado en riesgo de hundimiento tras una inspección del gobierno yemení, que reveló su estado parcialmente sumergido.
Además de los daños al Rubymar, el ataque provocó una marea negra de petróleo de 29 kilómetros (18 millas), según el Comando Central del ejército estadounidense, subrayando el impacto ambiental del incidente. La Quinta Flota de la Armada de los Estados Unidos, hasta el momento, no ha confirmado el hundimiento.
Este incidente se suma a un ataque reportado por la agencia de Operaciones de Comercio Marítimo del Reino Unido (UKMTO), cerca del puerto de Mokha en Yemen, donde la tripulación de un barco fue evacuada tras un ataque. Aunque el Rubymar no fue mencionado explícitamente, se presume que ambos incidentes están relacionados por la proximidad de los sucesos.
La escalada de ataques por parte de los hutíes ha motivado a las empresas navieras a optar por rutas más largas y costosas alrededor del sur de África, exacerbando los temores de una mayor desestabilización en el Medio Oriente. En respuesta, Estados Unidos y Gran Bretaña han iniciado operaciones contra objetivos hutíes en Yemen, buscando proteger las rutas de navegación esenciales en el Mar Rojo, el Estrecho de Bab al-Mandab y el Golfo de Adén.
El hundimiento del Rubymar no solo representa una pérdida significativa en términos de recursos y seguridad marítima, sino que también pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar la escalada de violencia que amenaza la región y el medio ambiente.