El sector cafetalero hondureño atraviesa una de sus crisis más severas debido al impacto del cambio climático y la proliferación de plagas que afectan los cultivos. La sequía, las heladas y la inestabilidad en las lluvias han debilitado las plantaciones, creando un ambiente ideal para la propagación de enfermedades como la roya y la broca, dos de los enemigos más peligrosos del café.
En la aldea Florida, en el municipio de Márcala, Juan David Chávez, un caficultor local, observa con preocupación cómo sus granos de café se secan en una secadora solar, mientras el panorama del sector se vuelve cada vez más incierto. Como él, más de 100.000 pequeños productores dependen de esta actividad y luchan por obtener precios justos en un contexto de alta volatilidad del mercado.
El cambio climático ha provocado un desajuste en el ciclo productivo del café en Honduras. La falta de lluvias en períodos clave y el aumento de temperaturas han acelerado el estrés hídrico de las plantas, debilitándolas y haciéndolas más vulnerables a las enfermedades.
"El problema no es solo la sequía, sino la irregularidad con la que caen las lluvias. Pasamos meses sin una gota y de repente vienen lluvias torrenciales que dañan los cultivos", explicó Chávez, quien ha visto reducirse su producción en los últimos años.
A esto se suma el impacto de las plagas. La roya del café, una enfermedad fúngica que ataca las hojas de las plantas, ha resurgido con fuerza en varias regiones productoras del país. Además, la broca, un insecto que perfora los granos y afecta su calidad, ha aumentado su presencia, agravando la situación de los productores.
Honduras exporta la mayor parte de su café a mercados internacionales, pero la inestabilidad en los precios globales ha puesto en jaque a los pequeños productores. La combinación de altos costos de producción y bajos precios de venta deja márgenes de ganancia mínimos, dificultando la inversión en tecnologías que permitan combatir las plagas y mejorar la productividad.
"El café que producimos es de alta calidad, pero no obtenemos el pago justo por él. Si los precios no mejoran y el clima sigue siendo tan inestable, muchos productores tendrán que abandonar la actividad", advirtió Chávez.
Ante esta crisis, el sector busca alternativas para mitigar los efectos del clima y las plagas. La adopción de variedades más resistentes a enfermedades, la implementación de sistemas de riego más eficientes y el fortalecimiento de cooperativas de productores para mejorar la comercialización son algunas de las estrategias que podrían ayudar a garantizar la sostenibilidad del sector.
Sin embargo, los caficultores coinciden en que sin un apoyo más firme del gobierno y de organismos internacionales, la producción de café en Honduras podría enfrentar un declive significativo en los próximos años, con un impacto devastador en la economía rural del país.